En la última jornada solo navegaremos dieciocho kilómetros desde Le Somail a Homps, esta pequeña localidad del Minervois es el destino final de nuestra aventura fluvial en el Canal du Midi.
Ha sido una un aventura de una semana, repleta de emociones, historia, vinos, gastronomía, cultura, agua y muchas esclusas ;-).
Un paseo por Le Somail
Decidimos tomarnos con calma el trayecto y aprovechar para visitar la pintoresca localidad que nos ha conquistado desde el primer momento.
Le Somail es una encantadora aldea que nació junto al Canal du Midi en el siglo XVII. Un puente de piedra cruza el canal ofreciendo una de las imágenes más icónicas de esta vía navegable del sur de Francia.

A la hora de la comida nos sentamos en uno de los barcos-restaurante atracados a la orilla del recoleto puerto fluvial.
Tras disfrutar de «la buena vida» en Le Somail, decidimos continuar el viaje, aunque nos hubiéramos quedado el resto del verano en este lugar.
Seguimos nuestro camino desde La Somail a Homps. Ahora navegamos en paralelo al curso del río Aude.
La región de Minervois, rica en vinos, aceites e interesantes poblaciones, nos da la bienvenida.
El trayecto se vuelve a llenar de plataneros, de ciclistas, de claroscuros, cantos de chicharras y apacible sobremesa estival.
El Minervois huele a aceite, a vino, a mediterráneo, pero sobre todo a historia.

Un nuevo puente canal aparece en la ruta, en esta ocasión salvamos el paso sobre el río Répudre en una cerrada curva convertida en puente.
Sonreímos ante la ingeniosa solución, una más de este camino patrimonio mundial.
Aunque el elemento arquitectónico no tiene las dimensiones del puente-canal junto a Béziers, la Répudre nos resulta encantador.

Cruzamos otra serie de pequeñas esclusas como la de Roubia y la de Argens, pueblo que sobresale por su castillo.
Las pequeñas localidades con encanto y el cambio de paisaje se suceden de una manera lenta.
Poder contemplar la sutileza del paisaje tumbada en la proa de la penichette mientras el sol y el viento acarician tu piel es una grata sensación.
A lo largo de todo el viaje hemos tenido la compañía de una pequeña y antigua radio que ha completado, con su música, la belleza de la navegación.

La vida se ralentiza en el Midi
Quizás, esta sensación de que el tiempo no pasa, de escuchar el sonido de las chicharras, de los barcos navegando lentos a nuestro lado, o de los ciclistas que recorren la misma ruta es lo que da ese toque especial al canal.
La conjunción de historia, cultura, gastronomía, aventura y relax, más la posibilidad de inventarte tu propio recorrido, parando allá donde te plazca, visitando lo que llama tu atención, hace este recorrido un claro ejemplo de viaje slow.
En las localidades visitadas siempre hay lugareños dispuestos a contarte mil y una anécdotas, a ofrecerte sus exquisitos productos o sencillamente te regalan una grata conversación.

Las noches en el Midi son exquisitas, aunque los mosquitos te pueden arruinar más de una velada. Dormir mecidos por las tranquilas aguas ¡es una sensación muy agradable!
Tras la doble esclusa de Pechaurier y la de Ognon, (en este punto hemos perdido la cuenta de las que hemos llegado a pasar a lo largo de la navegación) entramos en los últimos kilómetros de nuestra aventura.
De repente, al ver un letrero con la indicación de Homps, a tan solo seis kilómetros, nos entra una profunda nostalgia.
El Midi finaliza para nosotros, ¡¡¡ohhhhhh!!!
Homps, el final de la aventura por el Canal du Midi
Homps es una importante base para las rutas del Canal.
Importantes empresas de alquiler de barcas se ubican en su puerto fluvial, el tercero en importancia del Midi.
Lugar importante para el transporte de vino por el Canal du Midi, este comercio convirtió a Homps en una villa próspera y comercial.
Creada a partir de un antiguo balneario romano del que deriva su nombre ulmus, los olmos, la pequeña localidad del Minervois ha vivido importantes hechos históricos como los protagonizados por los Caballeros Hospitalarios de San Juan de Jerusalem (época de la que se conserva una interesante capilla).
O como los acaecidos tras ser brutalmente aniquilada por la cruzada contra los cátaros.

Llegamos pues, a nuestro destino, abandonamos la que ha sido nuestra pequeña casa a lo largo de una semana, compañera de aventuras y de plácidos e inolvidables momentos.
Bajamos a tierra cargados de anécdotas, emociones, ampollas en las manos, pero sobre todo con una bella experiencia en nuestro corazón.
Nuestro coche nos espera, tras la última etapa entre Le Somail a Homps, bien aparcado en la base de la compañía naviera, así como un nuevo destino y nuevas experiencias.
Tras abandonar Homps, seguimos ruta hacia Carcassonne, pero esa será otra historia. ¡Hasta pronto Canal du Midi!
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