Llevamos más de siete horas de viaje desde que dejamos atrás Barcelona para embarcarnos en una aventura por Bélgica. De camino, nos hemos desviado para visitar un lugar único en Francia. Te contamos qué ver y hacer en Rocamadour, una localidad que desafía a la gravedad.
La ciudad santuario, por su ubicación, arquitectura y apariencia, podría ser un escenario de los reinos de Gondor de «El Señor de los Anillos».
La luna todavía acaricia nuestra cara cuando atisbamos el impresionante barranco de l‘Alzou, mágico enclave donde parece levitar Rocamadour.
Disfrutar su amanecer es como vivr un apacible sueño, una onírica ilusión. Pero no te equivoques, Rocamadour es muy real.
La emoción nos embarga al contemplar las vistas de postal desde la sinuosa carretera del Vallée de la Dordogne.

¿Dónde aparcar en Rocamadour?
La temprana hora permite acercarnos, lo máximo posible, a la extraordinaria pendiente que da paso a la villa medieval.
El acceso en vehículo está totalmente prohibido, a no ser que te alojes en un hotel.
Para el resto, hay una buena colección de aparcamientos disuasorios y gratuitos, tanto en la parte baja como en la explanada del Castillo.
Si no quieres caminar mucho o tienes problemas de movilidad, tranquilo, tienes a tu disposición un trenecito que recorre la ciudad medieval y el cañón del río Alzou.

El mejor momento para visitar Rocamadour
Un buen desayuno en el Hotel Beau Site consigue cargar nuestras agotadas pilas. Hemos conducido desde Barcelona toda la noche.
Las calles están vacías. Rocamadour regala, a estas tempranas horas, algo que parece imposible en el lugar más visitado de Francia: el silencio y la soledad.
Aprovechamos esta soledad para tomar el pulso a la localidad.
Paseamos en silencio por la calle principal que discurre, a través de un kilómetro, paralela al barranco.

Visto lo visto, ¡Será un día duro para nuestras piernas! Para que te hagas una idea del lugar, te indicamos qué ver y hacer en Rocamadour.
Rocamadour, pegada a las laderas del acantilado, se divide en tres niveles. Sobre decir, que nos encontramos ante uno de los pueblos más bellos de Francia.
Abajo, la villa medieval. En el medio, la impresionante Ciudad Santuario y, en lo más alto dominando el valle, su esbelto Castillo.
Para los menos atrevidos o personas con problemas de movilidad, existen ascensores con parada en los diferentes niveles.
Poco a poco abren los coquetos comercios, restaurantes, panaderías y tiendas de souvenirs, la vida renace.
El sol empieza a inundarlo todo. La fría mañana da paso a un caluroso día.
Viejos torreones defensivos, casas de corte medieval y dos puertas de acceso al entramado urbano nos dan la bienvenida.
El sol pega con fuerza cuando iniciamos la ascensión al Santuario de la Virgen de Rocamadour.

¿De dónde procede su nombre?
Cuenta la historia que en el s XII, el ermitaño Amadour pide ser enterrado en la pequeña roca que contiene la imagen de una Virgen Negra.
Cuando, al cabo de los años, se descubre su cuerpo impoluto, las voces empiezan a correr como la pólvora sobre el asombroso milagro.
Tal hecho conduce a miles de peregrinos y curiosos hasta el lugar. La conjugación del nombre del santo Amadour y de la roca llevan al topónimo de la localidad.
Grandes señores, personajes famosos y reyes llegan hasta aquí en peregrinación.
De esta manera, la pequeña capilla va creciendo hasta convertirse en uno de los iconos del cristianismo europeo e importante hito en el Camino de Santiago francés.
Unos dieciséis millones de personas visitan Rocamadour al año, posicionando a este lugar como el destino rural y religioso número dos de Francia.

Qué ver y hacer en Rocamadour
La Gran Escalera
Es el punto de acceso para los peregrinos. Toda peregrinación tiene como objeto la elevación a nivel espiritual.
Así, 200 escalones invitan al arrepentimiento y a la penitencia. ¡Antiguamente se subía de rodillas!
A lo largo del ascenso diversos carteles nos recuerdan el paso de personajes ilustres de Francia.
Las imágenes a la ciudad baja son hipnóticas. Hay que tomarse la subida con calma.

En algún momento no he podido evitar pensar en la canción «Escalera al cielo» de los Led Zepelin. ¡Esta escalera te acerca hasta allí!
Camino de la Cruz
En la zona alta, accedemos al Paseo de Ronda y al impresionante Camino de la Cruz (Chemin de la Croix), ruta ascendente.
Poco a poco sentimos el vértigo de la ciudad colgante. En cada una de las curvas sobresale un conjunto escultórico que representa el Vía Crucis de Jesús.
La frondosidad de los árboles hace más llevadero el camino, protegiéndonos del sofocante calor.
Explanadas, miradores y la exquisita gruta de la Natividad salen a nuestro encuentro.

Castillo de Rocamadour
Punto más alto de la localidad, elevado a ciento cincuenta metros en plena cúspide del barranco.
La Solo se puede visitar el conjunto de las murallas, el interior del Castillo es privado.
Merece la pena subir hasta aquí y sentir el vacío a nuestros pies. El Santuario queda abajo, las personas parecen hormigas. Sencillamente ¡Impactante!
Tras abandonar el Castillo nos dirigimos pausadamente a la Ciudad Santa.
Las piernas nos tiemblan debido al esfuerzo de la subida y a las horas de conducción.

La ciudad santuario
Entrada gratuita y libre. Dos ascensores permiten alcanzar los 3 niveles del enclave.
Accesos a pie. La Gran Escalera desde la Rue de la Couronnerie, vía principal de los peregrinos.
También se puede acceder desde la puerta de Saint Martial a través del Camino de la Cruz, o desde la Puerta Santa con entrada por la Rue de la Mercerie.
El Santuario, catalogado como Patrimonio de la Humanidad, lo componen seis capillas: St Jean Baptiste, St Louis, St Michel, St Blaise, St Anne, Nôtre Dame y la Basílica de Saint Sauveur, solo visitable en grupo.

¡Demasiado tumulto para nuestro gusto!
En el acertado punto de información de la pequeña explanada dan toda clase de detalles, explicaciones y horarios.
La iglesia de Nôtre Dame es la única abierta durante actos religiosos. En su interior destaca la capilla de la Virgen Negra.
En la fachada no hay que perderse la espada incrustada del héroe nacional Roldan, sí, ¡el de la Chanson!
La famosa Durandal pasaría desapercibida si no fuera porque todo el mundo la fotografía.
El Santuario, encajado en el barranco, resulta impresionante. El mimetismo con la roca es increíble, a veces no sabes dónde empieza uno y acaba la otra.

Pinturas al fresco sorprenden en alguna de las capillas.
Rocamadour es bello, muy bello, pero demasiado pequeño para la cantidad de visitantes que recibe. En ciertos momentos acabas saturado entre la belleza, las vistas y la multitud.
Vídeo de nuestro paso por Rocamadour
Vídeo versión 3D
Tras abandonar el santo lugar, caminamos de regreso al coche, ha sido una mañana intensa.
Nuestro siguiente destino nos espera, la ciudad de Limoges donde por fin pordremos descansar. ¡Rocamadour ha quedado para siempre en nuestro corazón y en nuestras retinas!
Sinceramente, este lugar bien merece la fama que tiene.
Me ha encanado el lugar y verdaderamente me gustaría mucho coocerlo, aunque no se si podría escalar tanto porque, tal como te comentara, me llevaría el viento y no es un chiste, El lugar, las fotogrfías y el modo en que narras atrapa. Besazos Amiga!!!
Marta, pues ya sabes!, apúntalo en la agenda y no te preocupes que hay ascensores!!!.
Un fuerte abrazo y gracias por tus emotivos comentarios
El esfuerzo merece la pena, sí señor!
Pues si Verónica, la verdad que nos dimos un palizón, pero acabamos encantados con Rocamadour.
Una abrazo!
La vedad es que cuando los hombres deciden crear imposibles, resultan obras o lugares maravillosos. Rocamadour parece uno de esos lugares en donde un artista puede pintar y un escritor se siente inspirado para escribir las aventuras más insospechadas. Cierro los ojos y me veo trasladado a una época más antigua. Rocamadour conserva el encanto de las poblaciones de «cuento». Qué preciosidad de pueblo, lástima que haya tanta gente como intuyo que habrá.
Y además, su nombre coincide con un personale del libro Rayuela, de Julio Cortazar. ¿Estuvo por allí o es una pura coincidencia? me quedo con la idea de que fue allí donde escribio su famosa «carta a Rocamadour»
Hola Miguel, muchas gracias por tu precioso comentario. tal y como dices, Rocamadour inspira a las almas artísticas, no te extrañe que Cortazar anduviera por aquí.
El ser humano tiene una capidad increíble para construir belleza en los lugares más insospechados, cuando estás en Rocamadour es una de las sensaciones que se apoderan de uno…, ¿cómo se hizo todo esto?
Me alegra que te haya gustado nuestro post sobre este singular y pintoresco rincón de Francia, un abrazo.
Que bello lugar! Francia tiene rincones mágicos! Me alucinan esas paredes de roca, el lugar es increíble! Pero he entendido que es el lugar más visitado de Francia? En serio? Un saludo Eva!
Un saludo Diana, si, es el destino rural y religioso más visitado de Francia! El lugar es de infarto. Una maravilla, piensa que hicimos un desvío en nuestro viaje de unos cuantos kilómetros solo por verlo, pero mereció la pena.
Un abrazo