El último fin de semana de marzo he participado, junto a Eva, del II Encuentro de Viajeros Responsables celebrado en la ciudad de Cuenca junto a medio centenar de blogguers de viajes de toda España donde hemos escuchado un buen número de charlas sobre el viaje sostenible y de qué manera provoca un mayor o menor impacto en nuestra toma de conciencia como viajero y/o turista responsable.
Toca sacar conclusiones y compartirlas, ya que ese era el objetivo de mi/nuestra presencia: “Ser divulgadores, prescriptores y ejemplo evolutivo del viajero responsable”.
Lo de ejemplo será lo más difícil, por ello que añado «evolutivo».

Momento para el descanso en las jornadas, gracias por la opción vegana
En nuestra casa tenemos placas solares para evitar quemar CO2 en la generación de nuestro consumo eléctrico, filtramos el agua para no necesitar envases de plástico en su transporte (el agua de nuestro territorio es potable, pero malísima para su consumo), utilizamos una bici eléctrica para bajar a comprar al pueblo (nosotros vivimos en una urbanización a tres kilómetros del primer centro urbano), pero el coche sigue siendo contaminante, de momento no nos alcanza la economía para uno eléctrico ;-).
Además separamos nuestros residuos, los cuales intentamos reducir cada día más, comprando menos productos envasados, reutilizando las hueveras de cartón, bolsas de reciclaje, etc y usando la deixalleria municipal (punto verde) para dejar allí todo aquello que ya no utilizamos o que no podemos reciclar en casa o lanzar a los contenedores oportunos.
A pesar de eso, reconocemos errores y muchos cambios pendientes a la hora de viajar y de exigir a nuestros destinos que se impliquen en el modelo de turismo responsable. Por poner unos ejemplos, durante las jornadas:
– Cogimos dos bolígrafos de plástico que nos ofrecieron para tomar notas de las ponencias y no los devolvimos.
– Nos olvidamos de devolver las cintas del cuello con el identificador de plástico como invitados para que pudieran ser reutilizadas.
– Bebimos agua embotellada en vez de llevarnos la cantimplora con agua del hotel. (Cuenca tiene un agua potable envidiablemente rica).
– En nuestro viaje de Barcelona a Cuenca y regreso, fuimos a una velocidad por encima de la óptima para reducir el tiempo, pero no el consumo de gasolina, aunque a nuestro favor hay que decir que llegamos completos hasta Cuenca al compartir el coche con otros colegas bloggers.
– También cogimos información en papel que seguramente era accesible por internet.

Bolsa de propaganda turística
El día a día del viajero está lleno de pequeñas huellas ecológicas corregibles, unas fáciles, otras difíciles y muchas incómodas por no decir imposibles de subsanar.
En cuanto a las ponencias de la jornada, nos ha alegrado oír por fin discursos críticos, ya que no todo va de huella ecológica, de turismo «eco» o de salvar al planeta frente al plástico y la basura.
¿Qué ocurre con la gentrificación de algunos destinos frente a despoblación de otros? ¿Existe compromiso social en nuestras actividades, en la elección de alojamientos que traten bien a sus empleados? ¿están las empresas comprometidas en el turismo responsable? Etc, etc…
Todo ello son objetivos que se incorporan a la lista de tareas a mejorar en nuestros viajes y discurso, ya que gracias a nuestro blog podemos ser altavoces de todo ello, a pesar de que realmente este tipo de viajes «vende poco» y no podemos contar con marcas importantes que nos ayuden a monetizar nuestro blog al ser críticos con sus políticas de afiliaciones o con sus propias filosofías como empresas aplicando el conocido Greenwashing.
No obstante, yo en particular, me he sentido en varios momentos como pez fuera del agua con algunas de las ponencias y lo que transmitían:
«Nuestro proyecto es viajar 8000 Km para ayudar a potabilizar agua en otro país». ¿No los hay más cercanos? ¿Es necesario viajar hasta allí para ello?
«Esta es la foto de los pocos residuos que hemos dejado en nuestro último viaje». ¿No estaría bien incluir en esas medallas el combustible que ha supuesto ese viaje? ¿De qué sirve no quemar 200 bolsas de plástico cuando solo en el despegue del primer avión has contaminado mucho más?
«Elegimos ese destino, porque, ya que me lo pagaban, cuanto más lejos mejor»; decía otro ponente. ¡Felicidades por la honestidad! ¿Pero somos conscientes de la quema de combustible que supone ese viaje?
«Este año no pasa sin que vaya a Perú», comentaba durante la cena otro invitado.

Ponencias del II encuentro de Viajeros Responsables
Siento que seguimos viajando hipnotizados por la felicidad que nuestro subconsciente espera encontrar en esos destinos de playas azules, palmeras y paisajes exóticos.
Bajo mi punto de vista, la gran asignatura pendiente del viajero responsable es: ¿PARA QUÉ VIAJO? Por ello invito a reflexionar sobre algunas preguntas:
¿Es necesario mi viaje? ¿Es mi destino sostenible? ¿Existe algo parecido más cerca? ¿Qué necesito experimentar de ese lugar? ¿Necesitamos contar algo nuevo sobre ese sitio?
Es cierto que promocionar un destino turístico ayuda a dinamizar su economía, pero ojo en qué medida, no sea que al final promovamos un turismo irresponsable o masificado. Ejemplos tenemos a lo largo y ancho del planeta.
Si finalmente se desarrolla un plan turístico, detallar que alojamientos son sostenibles y tienen un compromiso social, cómo hacer los desplazamientos más ecológicos y que actividades pueden resultar provechosas para el medio ambiente y la población local.
También es cierto que viajando calmamos nuestra sed de conocimientos históricos, sociales y/o , culturales, cada uno en su particular inquietud.
Necesitamos descubrir nuevas perspectivas fuera de nuestro entorno, ya sea sobre la naturaleza, la fauna, la arquitectura, la gastronomía, el patrimonio, pero ¿hasta cuando será necesario y sostenible recorrer esas distancias?

Auditorio del Museo de Paleontología de Castilla La Mancha sede del encuentro
Si no podemos multiplicar por 100 millones esos consumos sin que se vea afectada la naturaleza, no podremos calificar jamás nuestro viaje de sostenible.
Nuestra conciencia va creciendo y dentro de nuestra pecadora humanidad intentamos corregir errores.
Todo ese esfuerzo merece un aplauso y no soy quien para restar ilusiones a nadie. Pero si me piden que sea altavoz de cómo realizar un turismo responsable, quedan muchas gotas en el tintero o colores en la paleta para acabar de pintar ese cuadro con un planeta azul repleto de biodiversidad y de seres humanos conviviendo en armonía.
Iniciativas como estas jornadas nacionales y otras parecidas a las que hemos asistido y que tratan de concienciar sobre un nuevo turismo, son siempre bienvenidas ya que aportan algunas de esas necesarias gotas de las que hablaba antes.
Por ello nuestro agradecimiento a la Fundación Intermundial Seguros, al Patronato de Turismo de Castilla la Mancha y a la ciudad de Cuenca por invitarnos a participar.

Ruta guiada por la ciudad de Cuenca
Y otro agradecimiento en especial para Belén Kayser redactora de El País que nos motivó para seguir apostando en nuestro proyecto de búsqueda y puesta en valor del patrimonio desconocido cultural, patrimonial y natural, asi como cercano, sostenible y accesible.
En breve, Eva, escribirá sus propias reflexiones sobre estas jornadas y sobre cómo ser un blog responsable o no.
¡Hola, Carmelo! Antes de nada, enhorabuena por el artículo. Se agradece leer una visión crítica del encuentro. En lo relativo a nuestro charla, lamento que de todo el mensaje que tratamos de transmitir en la ponencia, te quedes con la anécdota que contamos sobre elegir el destino más lejano. Entiendo lo que dices sobre el tema de la contaminación de los aviones, pero a día de hoy no hay ninguna alternativa decente para visitar países tan remotos, más aún en el caso de Indonesia que es un archipiélago. Evidentemente podríamos hacer lo mismo que hicimos allí en cualquier lugar, en nuestra ciudad sin ir más lejos, y precisamente con este mensaje cerramos la charla: animando a todos a formar parte de la solución de los problemas de nuestra propia tierra, no sólo de los lugares tan lejanos. Creo que está bien ser críticos y consecuentes con las decisiones que tomamos, pero tampoco creo que sea sano empezar a cuestionarnos cada paso que damos. De todas formas, insisto en que valoro mucho tu publicación y tomamos nota para evitar este tipo de errores en el futuro. ¡Un abrazo!
Igual me excedí en la confianza que te tengo al quedarme con lo de «elegir el destino más lejano», pero lo jodido de todo esto es que yo seguramente hubiera hecho lo mismo, y si me hubieras invitado, ahora podría ser yo la diana.
De todas maneras, mi reflexión, que no crítica, es de hasta cuando seremos capaces de generar una huella energética tan enorme como son los reactores de un avión.
Se que no hay otra posibilidad viable para hacerlo en un mes de vacaciones que es lo que se suele tener.
Pero bueno…El debate siempre está bien y agradezco tu aportación.
Un abrazo. Sabes que te quiero… 😉
Hola Carmelo,
Felicidades por este artículo tan real y crítico. Me ha gustado mucho. De hecho, has puntualizado cosas interesantes de las cuales no me había percatado, como lo de devolver los bolis o lo de la identificación. Además de esto, me ha llamado la atención una nota que creo que podría ir sobre mí:
“Nuestro proyecto es viajar 8000 Km para ayudar a potabilizar agua en otro país”. ¿No los hay más cercanos? ¿Es necesario viajar hasta allí para ello? “Nuestro proyecto es viajar 8000 Km para ayudar a potabilizar agua en otro país”. ¿No los hay más cercanos? ¿Es necesario viajar hasta allí para ello?
No es que tenga ningún problema en recibir críticas, pero me gustaría aclarar algo… Ya que así sacado de contexto se puede malinterpretar.
– Sobre la distancia: para llevar a cabo un proyecto de este tipo, es necesario un socio local que conozca de primera mano las necesidades, y que pueda apoyarte con la logística relacionada con la entrega de filtros. En este proyecto, el socio local es la Fundación Ayuda en Acción, quienes están presentes en más de 19 países, aunque de una forma más o menos consolidada dependiendo del país.
Por tanto, las opciones para realizar un proyecto de estas características se reducen a aquellos países en los que estén realizando acciones de alimentación saludable y que tengan una fuente de agua para utilizar los filtros (en lugares sin agua no funcionan).
Es por esto que las opciones para realizar este proyecto eran: Colombia, Ecuador, Perú y Bolivia. Yo me presté voluntario para cualquiera de estos destinos, pero el azar me llevó a Ecuador, que es donde estoy realizando el proyecto.
Es cierto que podría haber elegido otro socio local que actuara en países más cercanos, pero para un proyecto de estas características, la barrera de idioma es algo a tener muy en cuenta, ya que puede afectar en gran medida a la efectividad del propio proyecto.
Por eso decidí apoyarme en Ayuda en Acción, y actuar en un país de habla hispana. Además de que, personalmente, tengo un especial aprecio a esta zona del mundo en la que he tenido la suerte de vivir varios años, y con la que siento más afinidad que con la propia Europa.
– Con respecto al desplazamiento, es cierto que hay que viajar pero siempre trato de hacerlo de la forma que tenga menos impacto. Además, hay que tener en cuenta que hace más de 10 años que no resido en España, por lo que los proyectos los desarrollo en los países que visito, y que normalmente me acogen por largas temporadas.
Por otra parte, y aunque esto no se comenta en tu artículo, me gustaría aclarar que una vez estoy en el destino, prácticamente el 100% de las personas que colaboran en el proyecto son locales (en el de Ecuador solo hubo una persona de fuera).Tanto para la organización de eventos benéficos, como para las campañas de recaudación de fondos, etc. De hecho, siempre tratamos que los fondos salgan del país para que no dependan de capital extranjero, así como involucramos a colectivos locales para que puedan dar continuidad, e incluso replicar el proyecto en otras zonas del país, sin que tenga que haber una dependencia directa sobre mi organización o cualquier integrante del equipo. Nuestro objetivo es que este proyecto pueda ser sostenible en el tiempo, ya que las familias sin agua están en el país (en este caso Ecuador), los fondos están en el país y las personas que pueden reunirlos, realizar la compra y entrega también está en el país.
Muchas gracias por tus observaciones.
Javi