Desde hace unos años, escucho buenas opiniones, recibo recomendaciones o veo artículos, programas y documentales sobre qué ver en Tossa de Mar, y todos ellos me provocan unas irresistibles ganas de visitarla.
Y de repente, como quien no planifica nada y encuentra la escapada perfecta, surge nuestro viaje de cuatro días a, la que ya consideramos, una de las localidades más cautivadoras de la Costa Brava.
Más allá de los tópicos suscitados por los “pueblos de postal” de la Costa Brava, Tossa de Mar (el paraíso azul según el artista Marc Chagall) merece una visita pausada y una mirada tranquila.
Solo así, se puede apreciar su arraigada y cautivadora esencia forjada en el trabajo de muchas mujeres.
Ellas son las indiscutibles protagonistas de las historias de esta fascinante localidad de la provincia de Girona.

Una mujer situó a Tossa de Mar en el mapa del turismo internacional, Ava Gardner, considerada “el animal más bello del mundo”. Una exquisita Pandora que atrajo la atención hacia la localidad en los años cincuenta.
Para enmendar el terrible e injusto error cometido por nuestra parte con Tossa de Mar, decidimos pasar unos días de retiro en este famoso y a la vez desconocido rincón de la costa catalana.
¿Cómo llegar a Tossa de Mar?
Tossa se despliega al pie del Macizo de Ardenya – Cadiretes, un espacio natural formado por pequeñas elevaciones, cuya altura máxima se sitúa en el Puig de Ses Cadiretes a 519 metros de altura.
Esta zona de la costa gerundense, de fuerte carácter rocoso, está constantemente sometida a la bravura de las aguas del Mediterráneo al chocar contra los escarpados acantilados.
Salpicada de recoletas calas, constituye uno de los paisajes más característicos de la Costa Brava.
Su marcada orografía hace de Tossa un lugar casi inaccesible.
Aunque bien comunicada por carretera, no llega hasta aquí ningún tren. La estación más cercana es Blanes.
-Transporte público.
La localidad cuenta con estación de autobuses, estratégicamente colocada junto a la oficina de turismo, perfecto punto de partida donde encontrarás toda la información sobre qué ver en Tossa de Mar.
Puedes consultar cómo llegar a Tossa de Mar en transporte público en la web de Omio.
Muy recomendable ahorrarte el coche si vienes por un día o si haces una escapada de fin de semana. ¡De verdad que no lo necesitas!
-Coche.
Puedes llegar cómodamente a través de la autopista AP-7 hasta la salida que indica C35.
También puedes llegar a través de la carretera nacional N-II, una bella manera de recorrer el litoral barcelonés hasta la Costa Brava.
Tossa de Mar está situada a unos 100 kilómetros del aeropuerto de El Prat (Barcelona) y a 40 del aeropuerto de Girona – Costa Brava, hasta los que llegan diariamente vuelos procedentes de distintos puntos de España e internacionales.
Pinceladas de historia
La historia de Tossa de Mar viene de lejos, o al menos así lo confirman los numerosos monumentos megalíticos localizados a lo largo y ancho del Macizo de Cadiretes, al abrigo del cual se sitúa la bella localidad.
Estas construcciones confirman la presencia humana desde el paleolítico y constituyen uno de los imprescindibles que ver en Tossa de Mar.
Durante la época romana Tossa fue Turissa, importante villa agrícola construida sobre un asentamiento ibérico, que formaba parte de la provincia de Tárraco (Siglos del I a.C. al I d.C.)
En el siglo VIII fue invadida por los musulmanes. Su influencia, la posterior reconquista y el período feudal acabaron con la finalidad agrícola, ejercida desde la llegada de los romanos.
Los primeros datos de la Vila Vella, emblema del municipio se remontan al siglo XII con la carta de poblamiento concedida por el abad del monasterio de Ripoll, a quien había sido cedida en el 966 .

Construida sobre un promontorio rocoso, el Monte Guardí, a lo largo del siglo XIII, actualmente conserva la casi totalidad de su perímetro amurallado original.
Las primeras casas se edificaron, a partir de 1187, junto al desaparecido castillo (en su lugar, actualmente se alza el Faro).
A finales del siglo XIII el pueblo fue incendiado por los franceses. Las casas que se han conservado son básicamente de los siglos XV al XVII y forman un entramado de calles estrechas y tortuosas, cuyo eje principal es la calle Mayor.
Invasiones piratas del norte de África obligaron a levantar torres de defensa como la magnífica Torre Can Magí.
La invasión napoleónica durante el siglo XIX provocó, entre otras, el derrumbe de la bonita iglesia gótica de San Vicente, uno de los emblemas de la ciudad medieval, cuyas ruinas son visibles en la zona más alta junto al faro.
Con el siglo XX llegó la transformación de Tossa de Mar en una localidad eminentemente turística.

Motivos para visitar Tossa de Mar
Más allá del manido listado o ranking sobre qué ver en Tossa de Mar, os compartimos algunos motivos para visitar la localidad.
Un variopinto conjunto de razones que hacen de Tossa de Mar un destino perfecto para cualquier época del año.
-Delicada fotogenia
La luz, el contraste entre el azul, el marrón, el blanco y el verde. La excelente escenografía, casi teatral, de la Vila Vella y el Barri de Sa Roqueta.
Las luces nocturnas, el cálido naranja que envuelve a las murallas y torres durante el ocaso y la noche.
Una sutil colección de rincones creados aposta para que tu mirada se detenga.
Excepcionales miradores entre los que destaca, por méritos propios, el Xalet d’en Bram.
Todo, absolutamente todo en Tossa de Mar, está rodeado de una delicada fotogenia, seas o no un buen fotógrafo, a poco que observes, conseguirás preciosas instantáneas.

-Un fascinante universo de mujeres
Tossa es un fascinante universo de mujeres.
A poco que observes, te das cuenta del importante papel que han tenido en la localidad, hecho que se ve recompensado en El Museo de la Mujer (La Casa de les Dones).
En funcionamiento desde el año 2020, el museo reconoce el papel de las mujeres en la historia.
A través de diferentes espacios y salas se muestran el estilo de vida y las costumbres de las mujeres que, a lo largo del tiempo, han contribuido a la economía de la población y a su desarrollo.

Además, en diferentes puntos de la localidad puedes ver escultoras dedicadas a la diosa Minerva, la actriz Ava Gadrner o las pescaderas, en definitiva, un invisible universo de mujeres sabiamente puesto en valor.
–La Villa Vella y Sa Roqueta
Declarado monumento histórico-artístico nacional en el año 1931, el recinto amurallado de la Vila Vella es el emblema del municipio, uno de los imprescindibles que ver en Tossa de Mar.
Te sorprenderá encontrar el único ejemplo de población medieval fortificada del litoral catalán.
A través del lienzo de murallas se distribuye un sublime conjunto de torreones y torres cilíndricas, accesible desde diferentes puntos de la Villa Vella.
Dar un paseo a través de este recinto es como viajar por la historia, gracias a los paneles informativos que incluyen leyendas, anécdotas y curiosidades del lugar.

A finales del siglo XV el crecimiento poblacional y el aumento de las actividades pesqueras y comerciales llevaron a la creación del arrabal de la villa en las afueras de la muralla, en una zona rocosa y elevada, conocida en catalán como Roqueta.
Al pasear por este barrio se respira el encanto y la sencillez del mundo de los pescadores así como la esencia de la Tossa de antaño.
-Orígenes romanos
Aunque su historia viene de lejos, como así lo atestiguan los monumentos megalíticos ubicados en el magnífico Macizo de Cadiretes y su nombre, de procedencia ibérica Turissa, la localidad destaca por su pasado romano.
Sobresale la Villa Romana dels Ametllers (s. I a.C. – s. V d.C.) una de las más importantes de la antigua provincia de Tarraco.
Descubierta en el año 1914, es un ejemplo clásico de explotación agrícola mediterránea de la época romana. Estaba dedicada al cultivo de la vid y a la exportación de vino de gran consumo.
La entrada es gratuita (en estos momento se encuentra cerrada por obras de mantenimiento).
Puedes conocer más de este pasado romano en el Museo Municipal.
-La magia de la noche
Si por el día resulta fascinante, la noche envuelve a Tossa en una magia embriagadora capaz de engullir a las almas románticas, al viajero curioso o al fotógrafo ávido de instantáneas únicas.
La acertada iluminación tenue de la Vila Villa, que parece inmersa en un sueño profundo, contrasta con la luz y el ambiente de la zona más moderna y del barrio de los pescadores.
Y el mar, juega con todo ello, reflejando en las tranquilas aguas de la bahía de Tossa, el universo onírico de la noche.
Aprovecha para pasear sin prisas a través de la muralla, a perderte por los recovecos del Barri de Sa Roqueta o a vivir el ambiente del carrer dels Socors y alrededores.

-Calas de postal y playas para todos los gustos
Sin duda, uno de los principales atractivos de la localidad. Nos han encantado las playas urbanas de delicada arena dorada, a las que se puede llegar caminando.
También, las recoletas y bonitas calas donde el azul del mar invade el espacio. Ideales para el baño relajado, lejos de las aglomeraciones.
La pequeña cala de “La Banyera de les Dones” situada en la Playa de la Mar Menuda es ideal para venir con los peques. Aquí también se realizan un buen número de actividades de submarinismo y buceo.

-Exquisita gastronomía
No sabría decir el número de restaurantes, bares o establecimientos para comer y tapear que hay en la localidad.
Pero si puede decirte que no puedes marchar de Tossa sin degustar sus platos tradicionales como el suquet de pescado o el Cim i tomba.
El origen de este último se encuentra vinculado a la tradición marinera de Tossa. Era un plato de pescado y vegetales muy elemental, pero muy sabroso que se elaboraba en el propio barco.
En la actualidad se prepara con rape, rodaballo, bacalao o raya y puedes degustarlo en algunos restaurantes que forman parte de la iniciativa local “La cuina tradicional tossenca”.
-Submarinismo y otros deportes de aventura
Si buscas un poco de aventura, un curso de iniciación o tu bautismo como buceador, no lo dudes, Tossa es un excelente destino.
A pesar de que somos fans de la tranquilidad, reconozco que a veces, nos va la marcha.
Por ello, sumado a los relajantes paseos por el núcleo histórico, las copiosas comidas, los baños en el acogedor jacuzzi y piscina de nuestro hotel, nos hemos animado a realizar una agotadora jornada de trekking.

No llegamos a tiempo para nuestro bautismo de buceo, pero nos encantó observar cómo lo hace el simpático equipo de SuperdiveTossa quienes no dudaron en explicarnos sus diferentes actividades.
¡Una razón para volver a Tossa!
-Impresionante entorno natural
Tossa de Mar es mucho más que un destino destino de sol y playa. Solo puedes entender el potencial que tiene la localidad si te animas a realizar alguna de las fascinantes rutas que atraviesan al “paraíso azul”.
El GR 92 (sendero de gran recorrido de la costa mediterránea) atraviesa el término municipal de Tossa de Mar de norte a sur.
Las cinco rutas señalizadas siguen, parcialmente, el trazado de este sendero, eso sí, infórmate antes de realizarlas, no todas son igual de accesibles.
Nosotros nos animamos y recorrimos parte del fascinante Camino de Ronda que lleva hasta la Cala Pola.

-Alojamientos para todos los gustos y bolsillos
La localidad ofrece una amplia oferta de alojamientos adaptada a todos los gustos y bolsillos.
Hoteles junto a la playa, de interior, apartamentos, hoteles con encanto y algunos tan sublimes como el Diana, un emblemático hotel boutique de estilo modernista.
Obra de Antoni de Falguera i Sivilla, discípulo y colaborador de Puig Cadafalch, con más de 100 años de historia, el edificio está protegido como Edificio Singular.
Nosotros nos alojamos en el Hotel Oasis Tossa. Bien situado, a menos de diez minutos de las playas y del centro histórico.
-Ecos de bohemia y vanguardia
Qué ver en Tossa de Mar en 4 días
La gratuidad de los peajes en Cataluña nos puso tan contentos que decidimos hacer una escapada a través de la AP7, vía hasta hace poco prohibitiva por el alto coste de sus peajes.
A ello le sumamos la increíble oferta de alojamiento más pensión completa encontrada en una famosa página de escapadas con encanto.
Así que hicimos las maletas y pusimos rumbo hacia Girona, una provincia que nos encanta, concretamente a la Costa Brava para disfrutar de cuatro días de relax en Tossa de Mar.
Día 1 – Sant Llorenç d’Hortons, Hostalric, Tossa de Mar.
Tras acabar la jornada laboral ponemos rumbo hacia Girona. A la hora de comer paramos en otra de las joyas de la provincia, Hostalric.
Al acabar la comida decidimos pasear por este joya de la comarca de La Selva.
Entrada la tarde llegamos a nuestro alojamiento y decidimos aprovechar su magnífica piscina.
Por la noche, antes de ir a dormir, damos un paseo por los alrededores del hotel, una zona moderna sin mayor atractivo.
Día 2. Inmersión en la historia y la magia de la noche.
Tossa recibe estos días a los participantes de la tradicional concentración de clásicos Volkswagen Aircooled.
A pocos metros del hotel nos encontramos con el interesante ambiente de este encuentro de amantes de los clásicos alemanes.
La avenida Cataluña es un hervidero de coches, food truck, gente y música. Nos entretenemos con la exposición de vehículos y del posterior desfile por las callejuelas del centro histórico.
Abandonamos el entretenido mundo de los clásicos Volkswagen para acercarnos a la oficina de turismo.
Una monumental escultura situada en la rotonda de la plaza de las naciones sin estado, da la bienvenida al ayuntamiento. En sus bajos se localiza el punto de información turística.
Salimos con la información necesaria para saber qué ver en Tossa de Mar más allá de los típicos lugares turísticos.
Continuamos la avenida Pelegrí para llegar hasta la magnífica Vila romana dels Atmetllers. Aquí nos encontramos frente a frente con la historia de Turissa.
Justo enfrente visitamos la Casa de la Cultura de Tossa de Mar, ubicada en el antiguo Hospital de Sant Miquel.
Situado en las afueras de la Vila Nova, el hospital de Sant Miquel fue fundado en 1773, sustituyendo al antiguo hospital de pobres de la Vila Vella.
Su patrocinador, Tomàs Vidal i Rei, uno de los primeros indianos catalanes, está enterrado en la capilla situada en el lateral del edificio.
De planta rectangular, el antiguo hospital se distribuye en torno a un patio central con pozo. Destacan las puertas y ventanas de arco rebajado, enmarcadas en piedra.
En el año 1903 se convirtió en escuela y convento de monjas. Desde 1984 acoge la de Casa de Cultura.
La sorpresa llega de la mano de la Casa Acerbi. Interesante edificio construido en 1945 de estilo Bauhaus, arquitectura racionalista centro europea, de los pocos ejemplos de esta arquitectura en el país.
Gracias al gigante cartel informativo y la excelente información de los paneles, hemos descubierto esta joya de la historia de Tossa.
El edificio, catalogado como Bien Cultural de Interés Local está junto a la Villa Romana y la Casa de Cultura, en una mañana conocemos tres iconos patrimoniales de diferentes épocas históricas.
Además, descubrimos que Tossa fue refugio de muchos artistas durante las dos guerras mundiales, en ella encontraron inspiración y trabajaron Boelitz, Chagall y Benet, entre otros.
Algunas obras pueden admirarse en el Museo Municipal, situado en la antigua casa del Batlle de Sac o Gobernador. Inaugurado en 1935 es uno de los primeros museos de arte contemporáneo de España.
La tarde la dedicamos a mimarnos, nuestro planazo incluye circuito de spa así como unos cócteles que degustamos en el magnífico jacuzzi exterior junto a la piscina.
Por la noche, recorremos el recinto amurallado y sus calles, es entonces cuando Tossa consigue enamorarnos con su perfecta teatralidad nocturna.
Día 3. Un paseo por la Villa Vella y Sa Roqueta.
Abandonamos el hotel a primera hora de la mañana, queremos aprovechar el día para profundizar en el centro histórico y visitar lugares emblemáticos de la localidad.
De nuevo la avenida Pelegrí hace los honores. Accedemos a la conocida como Vila Nova, “el ensanche” del barrio de Sa Roqueta y de la Villa Vella.
Callejear por esta zona es inmiscuirte en un conjunto de animadas calles donde sobresalen bares, restaurantes y hoteles con encanto.
Sobresale la Iglesia Parroquial de San Vicente, construida para sustituir la iglesia gótica de la Vila Vella, cuando la mayoría de la población vivía fuera del recinto amurallado.
Sin apenas darnos cuenta, accedemos al pintoresco barrio de pescadores Sa Roqueta, las piernas empiezan a notar la elevación de las calles. Ahora son más pequeñas, estrechas y zigzagueantes.
El olor a comida impregna cada rincón, imaginamos fogones donde hace chup chup el suquet de pescado o el Cimb i tomba.
Una bonita casa con exposiciones llama nuestra atención y entramos, hemos accedido a la parte alta de la Casa de les Dones. Este universo femenino nos ha cautivado durante un buen rato.
Es una pena que lugares así pasen desapercibidos y que el visitante los obvie, aquí nos impregnamos de la historia y de la esencia de la localidad.
Remontamos la calle de La Roqueta para llegar hasta la del Codolar que finaliza en la puerta principal de la Vila Vella.
De momento la pasamos de largo y seguimos camino hasta la torre de mismo nombre donde comienza el sendero hasta una de las calas más bonitas y fotografiadas.

Poco a poco, sin prisas, perdiendo todo el tiempo del mundo para disfrutar de las vistas, para impregnarnos de la belleza de Tossa, llegamos hasta el punto más alto de la localidad, el Faro.
Aquí estuvo, hasta su desaparición, el castillo de la localidad.
El mirador del Xalet d’en Bram regala unas bellas imágenes y cuenta preciosas anécdotas de uno de los indianos que marchó a hacer las américas sin demasiado éxito.
Hacia el otro lado, la Bahía de Tossa se enmarca en una panorámica de postal que complementan las ruinas de iglesia de Sant Vicenç así como la batería de cañones del siglo XVII.

La Villa Villa engancha con su teatral puesta en escena, pareciera que acabamos de entrar en alguna afamada serie.
En uno de sus miradores sobresale la estatua a tamaño real de Ava Gadrner, magnífica “Pandora” artífice del boom internacional de la zona.
Antes de regresar al hotel, caminos sin sentido a través de las recoletas calles.
En ellas se esconden mil y una anécdotas, historias y leyendas, como la del Sant Drap (se supone que un trozo del lienzo de Cristo estuvo en la casa de mismo nombre.
Una atrayente magia envuelve este lugar, a pesar de ser muy pequeño no lo acabas nunca. Sus rincones consiguen atraparte para que olvides el tiempo.
Por la noche recorrimos de nuevo la Vila Nova, caminamos por el paseo del Mar y disfrutamos de las calles más comerciales, repletas de ambiente y embriagadores aromas salidos de las cocinas.
Día 4. Trekking por el Camino de Ronda
Para nuestro último día dejamos uno de los platos fuertes, recorrer el sendero junto al mar conocido como Camino de Ronda que une la localidad con una de sus calas más afamadas y bellas, Cala Pola.
La ruta, que se informa como fácil y accesible, tiene su qué. Si os animáis a hacerla, no olvidéis agua, buen calzado, protección solar, y un buen sombrero o gorra que os cubra del sol.
Sin dudarlo y a pesar de algunos tramos que se hicieron bastante duros, disfrutamos muchísimo de este sendero.
Para relajarnos de la caminata, nos dejamos mecer por las tranquilas aguas de la playa Mar Menuda, concretamente del precioso rincón conocido como “La Banyera de les Dones”.
Nuestra escapada finalizó con un relajante baño en su piscina-jacuzzi del hotel. ¡No se puede pedir más a un largo fin de semana!
Como ves, más allá de qué ver en Tossa de Mar, te compartimos una interesante colección de razones para visitarla en cualquier época.
En nuestro caso, viajamos a finales de septiembre, tuvimos momentos de sol y de lluvia.
Aún así, supuso una elección acertada para nuestra toma de contacto con esta localidad que, por méritos propios, ocupa un lugar privilegiado en nuestro corazón.
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