Galicia ha sido un interesante descubrimiento para nosotros. Durante quince días hemos recorrido esta tierra siguiendo los pasos de sus fiestas estivales.
Una de las gratas sorpresas ha sido la Romería Vikinga de Catoira (Pontevedra) en plenas Rias Baixas, donde por unas horas todos dejamos salir el lado salvaje que llevamos dentro.

Galicia y sus infinitas fiestas de verano
Tras la recomendación de una gran amiga gallega, emprendimos un corto viaje para conocer de primera mano dos de las fiestas más interesantes del verano gallego: la Romería Vikinga de Catoira y la Fiesta del Albariño en Cambados.
Galicia sorprende al viajero con infinitas fiestas donde la gastronomía es la protagonista absoluta y la escusa perfecta para unir cultura, música, historia y patrimonio.

Notas históricas sobre la Romería Vikinga
Siglo IX, las costas galeicas son objeto de deseo por parte del pueblo escandinavo y sarraceno.
En esos momentos el rey Alfonso III decide aprovechar el antiguo asentamiento romano de Castellum Honesti junto a la desembocadura del río Ulla para construir la basílica Compostelana y una fortaleza.
Este gesto supone un duro revés a los continuos intentos de saqueos de Compostela, muy apreciada por sus tesoros.
Durante los siglos posteriores, la fortaleza hará frente a incursiones de los normandos y repelerá nuevos ataques sarracenos.
Catoira, defensa estratégica de Galicia
Catoira se convierte en un punto clave de la defensa de Galicia por el mar.
Será a partir del siglo XV cuando el lugar entre en decadencia pues su valor estratégico desaparece.
La robusta fortaleza, que nunca cayó ante los ataques de los pueblos invasores, perdió la batalla contra el tiempo y el olvido.
De todo su poderío solo quedan en pie las emblemáticos Torres de Oeste, de época prerrománica y la Capilla del Apostol Santiago, ambas declaradas Monumento Nacional en 1970.

La Romería vikinga de Catoira
Desde 1960 cada primer domingo de agosto se recrea, entorno a las apreciadas Torres de Oeste, la batalla entre galaicos y vikingos.
El pueblo de Catoira se vuelca en la recreación de las incursiones normandas, pueblo atraído por las riquezas de la ciudad de Compostela a pocos kilómetros río arriba.

Pero no solo eso, la celebración cuenta con una multitudinaria fiesta gastronómica y de exaltación al floclore y la música gallega.
La romería está declarada fiesta de Interés Turístico Internacional.

Desembarco vikingo en el Ulla
En la orilla del Ulla, cercana a la estación, se produce el embarque de las personas que tienen permisos concedidos por el ayuntamiento para subir a los drakkars vikingos. En general todos son habitantes de Catoira.
Mientras, en el verde prado que acoge la fiesta gastronómica se suceden actuaciones teatrales basadas en cuentos celtas. También vemos a las cohortes romanas preparando y abrillantando sus llamativos uniformes.
Cuatro embarcaciones se observan en el horizonte. El nuevo puente sobre la ría estropea el carácter medieval de la recreación.
En 1993 un grupo de artesanos locales viajó hasta Dinamarca para conocer el método de construcción vikingo.
Tras su regreso a Catoira construyen la copia de un famoso drakkar, el Frederikssund, encontrado en el fiordo de Roskilde, expuesto en el museo de Roskinde.

Drakkars y gritos de guerra
Desde el muelle en el que estoy apostada se oyen los sonidos de los cuernos, los gritos de ÚR-SU-LA, ÚR-SU-LA, que llegan sin cesar.
El nerviosismo y las ganas de fiesta se palpan en el ambiente.
Poco a poco se acercan los barcos cargados de vikingos hambrientos, enloquecidos, dispuestos a lo que sea por unas buenas raciones de mejillones, pulpo y vino tinto.
Es lo que tienen los tiempos modernos, el botín más afamado ahora es la rica gastronomía gallega.
Los barcos hacen un recorrido a lo largo de la ría, pasan por detrás de una pequeña isla y regresan para adentrarse en tierras de Catoira a través del estrecho pasillo que le deja la multitud apostada a los pies de las Torres de Oeste.

Cuando los barcos se paran a unos metros de la orilla, los vikingos empiezan a saltar al lodazal que los separa de tierra. En esos momentos empieza la fiesta.
Gritos, sonidos de tambor, vino tinto que corre por raudales emulando la sangre, huestes romanas que se unen al tumulto.
Todo ello complementado con el humo y el olor del fuego que sale de las ollas que cuecen ricos mejillones de la ría y el delicioso pulpo a feira.
La lucha actual es entre vikingos, fotógrafos y cámaras de televisión, ¡me divierte esta batalla mediática!

La explanada de la romería
Tras el desembarco me reúno con Carmelo que ha vivido la fiesta desde una de las embarcaciones a motor que acompañan (y afean) el recorrido por la ría.
Juntos nos mezclamos con miles y miles de personas que bailan, cantan, comen y se mezclan con vikingos y romanos.
En las explanadas que quedan a nuestra espalda empieza el performance del grupo Troula Animación y entonces la fiesta eleva su nivel. Al ritmo frenético de su percusión la gente se arremolina moviéndose frenéticamente. ¡Estamos en medio de la madre de las fiestas!
Por un momento nos olvidamos de las cámaras, de lo que sucede alrededor y nos dejamos llevar por la multitud en una fiesta bacanal donde el vino tinto es el protagonista.
Conseguimos acercarnos hasta la zona gastronómica, pero aquí se libra otra batalla, conseguir sitio y camarero que atienda. Los precios están por las nubes y decidimos que por hoy ya hemos hecho el vikingo.
A pesar del barro que llevo encima nos vamos en pos de otra gran fiesta gallega, en Cambados.
A ritmo de tambores, gaitas y muñeiras nos vamos abriendo paso a través de la explanada hacia la estación.
Vídeo Romería Vikinga Catoira
Vídeo versión 3D
Consejos para vivir la romería vikinga con éxito
– Venir en transporte público.
La localidad de Catoira cuenta con estación de RENFE desde la que parte un cómodo camino que lleva hasta las Torres de Oeste. También hay opción de líneas de autobuses o taxi compartido.
El coche dejarlo para otro día, ya que es muy difícil encontrar aparcamiento y la localidad se llena hasta los topes. La romería atrae alrededor de 40.000 personas.
– No vengas de blanco, ni bien vestida, aunque la ocasión se lo merezca.
Mi peor error, venir de un blanco impoluto que al marchar se había transformado en un traje de lunares negros.
La romería conlleva una serie de «peligros» como que los garridos vikingos te tiren al lodo mientras intentas hacer una foto (¡¡¡por dios solo una!!!), te empapen de vino tinto o te abracen con sus cuerpos cubiertos de lodo. ¿Porqué nadie me previno para esto? ¡Menuda viajera estoy hecha!
– Prepara tu forma física semanas antes.
(Modo irónico) Toma unas clases de boxeo y sobre todo refuerza tus piernas para que nadie, absolutamente nadie pueda contigo a la hora de tomar posición para las fotos.
Si no te acercas lo suficiente a la zona del desembarco no sentirás el verdadero envite de la fiesta y tus fotos resultarán insulsas.
Entre el azote implacable de los vikingos, los empujones y codazos de los compañeros fotógrafos, bloggers, periodistas y demás elementos contra los que tu no viniste a pelear, solo te queda poner la mejor de tus sonrisas y esperar que a ninguno se le ocurra tirarte barro o empaparte de vino.
A esto hay que sumarle verdaderos esfuerzos de equilibrista para no ser arrollada por las huestes normandas, el empuje de las centurias romanas y la avalancha del público que enloquece con la llegada de los vikingos.

– La Romería vikinga no es solo el desembarco del domingo.
A lo largo de los días previos se celebran una serie de actividades relacionadas con el mundo vikingo, pero la estrella de la fiesta es la cena vikinga.
Perderte esta cena es perder un 50% de la Romería. (Evidentemente, no tenemos vídeo ni fotos de la cena, todo nos pilló de sorpresa).
– Calzado adecuado y protector para la cámara.
Una de dos, o te descalzas o cargas con un buenas botas para sumergirte en el lodazal que separa la pradera del agua del Ulla.
La cámara, o la proteges, o te arriesgas a que todo el barro y el vino caigan implacablemente sobre ella y entonces te conviertas en una loca guerrera dispuesta a batirte con el primer vikingo que intente hacer algo a tu compañera incansable de viajes.
¡En ese momento te olvidas de tu ropa blanca, de tus carísimas zapatillas de marca y de tus buenos modales femeninos! ¡ÚRSULAAAAAAAA!
Te sale de repente el grito de guerra que llevas escuchando toda la mañana y te sumas a a fiesta, a la batalla por un hueco, al lanzamiento de barro y abres la boca para que el fuerte vino tinto de Ulla entre en tu cuerpo.

– Posiciónate en las Torres de Oeste.
Aunque alguien se empeñe en decirte lo contrario, no te muevas del lado de las torres de Oeste, el desembarco se produce ahí y ¡no junto al muelle!.
Puedes pasar un buen rato viendo el ir y venir de los drakkars mientras el lío se monta justo a tus espaldas.
– Es posible que te pierdas si vas con un grupo o en pareja.
Eso nos pasó a nosotros y cuando quise darme cuenta, Carmelo estaba felizmente subido en una de las barcas motoras que acompañan a los drakkars durante el remonte de la ría.
Para ello, tener siempre un punto de referencia y volver allí en caso de pérdida, sobre todo si venís con niños.
Aprovechando que Carmelo no estaba a mi lado, me dejé llevar por mi lado más salvaje, abandonando mi zona de confort junto al muelle para luchar a codo batiente por un hueco en la zona del desembarco. ¿Quién dijo miedo?

– Prepara el asalto a tu bolsillo.
Los precios de la comida y bebida en la gran carpa gastronómica son bastante elevados.
La Puedes disfrutar de las cenas y/o comidas que se realizan el día antes del desembarco. Más información aquí.
La romería Vikinga es una alegre y divertida fiesta que supera la mera recreación histórica.
El vibrante sonido de las gaitas, el ulular de los cuernos, los fieros gritos de los vikingos y el animado ambiente de mercado medieval de la explanada hacen olvidarte por un momento que estás en el siglo XXI y te trasladan a otros tiempos.
A nosotros nos he resultado entretenida y muy frenética. ¡Seguro que volveremos!
Caramba! Menudo tinglao que montan. La verdad es que jamás había oído hablar de la romería Vikinga y debe ser muy peor que muy divertido. Me lo apunto!
Pues imagina si es famosa Jordi que está denominada como fiesta de Interés Turístico Internacional, ahí es nada!. Nos alegra que te haya gustado y que despierte la curiosidad de más viajeros.
Saludos, Eva y Carmelo
¡Vaya como se lo pasan estos gallegos!
Hace un tiempo había visto fotos que creo que eran de esta fiesta pero no sabia exactamente en que parte de Galicia era, ahora ya lo se. Aunque en agosto es mas complicado para nosotros ir quien sabe en un futuro.
Tendremos en cuenta las recomendaciones y llevaremos objetivo largo y traje «guarreras» 😉
¡Un abrazo!
que bien Silvia!, si, agosto suele ser un mes complicado. Nosotros por fin pudimos hacer un recorrido por algunas de las fiestas más interesantes del verano gallego.
jajajaj, me imagino a todas con traje de «guarreras», puede ser un momento único 🙂
Abrazos!
Qué interesante! Parece muy divertido. Aunque para ser sincera no conocía esta fiesta. Pero tomo nota para próximas ocasiones!
Gracias por compartir 🙂
Saludos
De nada Vero, realmente es una locura colectiva :-). Pues toma buena nota y no te la pierdas en la próxima edición, merece la pena.
Saludos Eva y Carmelo
Hola Eva!
¿Te puedes creer que no he ido?Siempre me ha coincidido fuera y desde hace unos años está más imposible de gente que nunca.
Geniales las fotos y el post, gracias por vuestro cariño a Galicia 🙂
¡Abrazos!
jajajajaj Maru, si, puedo creerete, tenéis tantas fiestas en galicia que me imagina que no hay vida para recorrerlas todas. Gracias a ti por tus palabras, y cierto, esta fiesta se pone imposible, pero lo d ela gente no podemos ponerle remedio, aún así, merece la pena vivirla una vez en la vida 😉
Un bico, Galicia se merece nuestro carño.
Eva
Nalguns aspectos, a romaría vikinga que vin hai alguns anos paréceme unha trangallada deplorable en diferentes aspectos, como o acesso e o estacionamento de vehículos, a adaptación dos puntos desde onde se pode ver todo o espectáculo e a mellora do comportamento dos participantes, que deixa moito que desexar. Seguramente os viquingos e os romanos estarían avergoñados desta tosca interpretación que se repite todos os anos e podería melhorar muito.
Gracias por tu comentario Anxo, la verdad que no podemos poner ningún pero a tu opinión.
Cuando nosotros visitamos la romería nos ocurrió lo mismo.
Lo del comportamiento, ufff, más difícil, la base es la educación. Por eso cuento que casi muero en el intento de disfrutar de estas fiestas y además acabas super sucio, a veces es una auténtica salvajada.
Se podría mejorar bastante, pero de momento lo que hay, es interesante. Una fiesta de verano más para atraer turistas a la zona.
Esperamos que con el tiempo, se realice la mejoría que comentas.
Un abrazo,
Carmelo y Eva