Decir agosto en Pontevedra es nombrar una palabra mágica, una palabra que va unida a fiestas, ferias, festivales y eventos. Destacan, entre otras, la Romeria vikinga de Catoira, La Peregrina de Pontevedra o la Fiesta del vino Albariño en Cambados.
Desde la comarca del Morrazo hasta la del Bajo Miño, sin olvidar El Salnés o Vigo, toda la provincia se llena de ambiente, de gastronomía, de vino, de música y de festejos pintorescos.
La primera semana de agosto, la localidad de Cambados celebra una de sus fiestas más singulares y tradicionales, dedicada al producto más reconocido de la comarca de O Salnés.
A lo largo de una semana el albariño se convierte en el absoluto protagonista de Cambados y los vinos de la denominación d eorigen Rías Baixas corren a raudales por sus bares, terrazas y plazas.

En plena ría de Arousa, la de mayor extensión de las rías gallegas, sobresale Cambados, una exaltación al granito, al vino albariño y a las tradiciones gallegas.
La bella localidad pontevedresa se distribuye a través de tres antiguas villas que compiten en belleza, patrimonio y atractivos de todo tipo como pequeñas plazas, empedradas rúas, barrios marineros, restaurantes y señoriales pazos.
Las villas de Ferfiñáns, Cambados y San Tomé do Mar se fusionan magistralmente regalando al visitante un conjunto histórico que invita al calmo paseo y al descubrimiento de pintorescos rincones como la isla de San Sadurniño desde la que se pueden observar las mejores vistas a la localidad y a la ría.

Fiesta del vino albariño de Cambados
La de Cambados es la fiesta vinícola más antigua de Galicia (creada en el año 1953) y la segunda más antigua de España, está declarada Fiesta de Interés Turístico Nacional.
Se celebra la primera semana de agosto reuniendo a los más prestigiosos blancos de la variedad albariño. Un jurado especializado decide cual es el mejor de los vinos presentados a concurso durante ese año.
La fiesta del vino albariño de Cambados se inició tras un desafío que propusieron dos personajes ilustres de la villa para demostrar cual era el mejor albariño de la cosecha de 1952. Esta «apuesta» derivó en un concurso que se ha ido repitiendo año tras año y que cada vez atrae a más adeptos y aficionados del prestigioso vino gallego considerado como uno de los mejores blancos del país.
El paseo de A Calzada es el punto neurálgico (lugar donde se sitúan las casetas de degustación), pero el ambiente se vive en calles y plazas gracias a las «peñas del albariño» que llenan de alegría y color cada rincón de la localidad.
La gastronomía de las rías, la verbena que se sitúa en el Parque de la Alameda y los conciertos al aire libre juegan también un importante papel en esta semana festiva.

Qué ver en Cambados
Llegamos a la villa tras nuestro paso por la pintoresca fiesta vikinga de Catoira.
Es domingo y Pontevedra está repleta de fiestas, festivales y ferias gastronómicas a las que se hace difícil llegar ya que muchas coinciden en el tiempo.
Por suerte, entre ambas localidades solo hay veintiocho kilómetros de distancia. Aprovechamos el trayecto para relajarnos tras el tumulto de Catoira y comer en un excelente mirador de las Rías Baixas.
A pesar de la cantidad de gente que ha llegado hasta Cambados en el último día de su fiesta, encontramos aparcamiento enseguida justo en el inicio del centro histórico de la Villa de Ferfiñáns.
Tren turístico de Cambados
En la magnífica plaza de mismo nombre nos subimos a un tren que, además de aliviar el calor de agosto, ofrece la posibilidad de una visita guiada por el conjunto de la localidad.
El recorrido cuenta con paradas en algunos de los puntos más emblemáticos, como las fantásticas y mágicas ruinas de Santa Mariña de Dozo o el barrio marinero de San Tomé do Mar.

Tras regresar al punto de partida decidimos pasear sin sentido por las animadas rúas y plazas.
Callejeamos por el casco histórico
Poco a poco, salen a nuestro paso una interesante colección de museos, pazos y casa señoriales de impoluto granito, el mismo que cubre suelo y paredes de iglesias, muros y como no, de cruceiros.

Pasamos junto a la Oficina de Turismo y nos sorprende una exposición dedicada al mundo de la viña y el vino.
Decidimos entrar para visitar el moderno edificio donde conviven la atención al turista, salas de exposiciones y eventos.

Parador Nacional de Cambados
Justo al lado nos dejamos llevar por la serenidad del antiguo Pazo de Bazán, reconvertido en Parador Nacional.
Decidimos entrar y disfrutar de su elegancia, del coqueto patio interior donde el agua salta en una fuente, como no, de granito.
Las estancias interiores invitan a sentarse y disfrutar de una copa de vino bien fresco (un albariño, por supuesto).
A veces, ¡merece la pena darse un pequeño lujo!

Fuera de este remanso de paz sigue el bullicio, el alboroto, suena la música de las peñas que dan ambiente y carisma a la fiesta.
Cada una se identifica con una camiseta de diferente color y eslogan. Nos cuentan que hay un concurso para decidir cuál es la más ingeniosa de cada edición.
Paseo de A Calzada
En este paseo se sitúan las casetas de degustación, entramos en el paraíso del albariño y no sabemos por cual decidirnos.
¡Uhmmm hay tanto por probar y catar! El intenso calor y el frescor del albariño son una perfecta combinación.
Tras unas copas seguimos caminando, salen a nuestro paso otra buena colección de casas, tiendas, bares de tapas y mucha gente.
Llegamos al final de la villa de Cambados para caminar desde el Parque de la Alameda hasta el magnífico barrio de pescadores conocido como San Tomé do Mar, vamos en busca de un establecimiento que nos han recomendado para cenar, Casa Pintos, pero al llegar lo encontramos cerrado.
Barrio de San Tomé de Mar – Isla de San Sadurniño
Aprovechamos la caminata para disfrutar de San Tomé do Mar, de sus casas de blancas ventanas que contrastan con las piedras de granito y los elementos marineros de la zona.
El bullicio ha quedado atrás, aquí se pasea relajadamente, disfrutando de cada detalle, con la mirada perdida entre la ropa tendida, el olor del mar y las delicias gastronómicas que salen de él.
De vez en cuando encontramos a algún vecino que nos saluda y entabla una animada charla. ¡Qué bello resulta Cambados y su ría desde el puerto de pescadores!
La tarde atrae oscuras nubes que se acercan y parecen venir cargadas de lluvia pero que se quedan en simple amenaza. La luz de esta hora ensalza la fotogenia del lugar.
Un puente de piedra une la diminuta Isla de San Sadurniño con el barrio de Santo Tomé, lo cruzamos tranquilamente mientras los bañistas inician la retirada.

Las vistas son impresionantes y el lugar tiene esa magia que enamora de Galicia. Aquí los anocheceres son muy largos y en verano el sol se pone casi a las diez de la noche.
Es hora de regresar, las ganas de comer algo pueden con el mágico momento.
Caminamos por la rúa del muelle donde encontramos elementos típicos de la arquitectura civil gallega como los hórreos y el museo del pescador, pero entre todos ellos sobresale el Pazo de Montesacro o de Santo Tomé, una joya del barroco gallego.
El granito se convierte en el hilo conductor que hilvana de manera sutil la fisonomía de las tres villas a las que se accede sin ningún tipo de sobresalto urbanístico con la ría como punto de referencia.

Mientras hacemos fotos a puertas, ventanas y cualquier elemento decorativo que nos llama la atención se nos acerca una señora mayor con la que entablamos conversación.
Ella siente curiosidad por lo que estamos haciendo, «la gente no hace fotos a las puertas» nos dice. «Si queréis algunas bonitas yo os llevo«.
María viene cargada con dos pesadas garrafas de agua que ha recogido en una fuente, nos cuenta que es hija natal de Cambados, que vive sola ya que sus hijos trabajan fuera, «algo normal en nuestra Galicia«. Poco a poco se convierte en nuestra anfitriona espontánea.
De María conseguimos, además de una entrañable charla, una interesante recomendación gastronómica. «No sé si os gusta comer en esos restaurantes modernos que están de moda, pero yo os recomiendo el restaurante A Cultural, allá vamos todos los del pueblo, sobre todo los viejos y las familias«.
Acompañamos a María hasta la puerta de su casa donde la dejamos con sus garrafas de agua, declinamos la invitación que nos hace para cenar ya que su recomendación ha despertado nuestra curiosidad.
En la tasca-bar de A Cultural nos damos un atracón de productos autóctonos regados, en esta ocasión, por un fresco Ribeiro.

Si venís a Cambados, debéis pasar por este lugar. La modestia de su decoración, de su atención espontánea y lenta se vuelve éxtasis cuando los platos empiezan a llegar a tu mesa.
Producto fresco, bien cocinado y sabor 100% gallego. ¡A veces no hacen falta estrellas Michelin para comer como los ángeles! El local está, tal como nos dijo María, a tope de familias, grupos de amigos y jubilados. ¡Qué importantes son los locales cuando hacen de anfitriones espontáneos!
Rúa Hospital
Por la rúa Hospital, una preciosa calle peatonal, nos introducimos de nuevo en el centro histórico, sobresale la figura de varias capillas y del pazo de Moltó.

Llegamos a la plaza Alfredo Brañas donde la fiesta, la música y las peñas vuelven a hacer acto de presencia.
La que fuera antigua plaza de la Constitución está repleta de terrazas. Destaca el encantador toque «indiano» de algunos edificios que contrastan con el monótono gris del granito.
Ya es prácticamente de noche cuando regresamos a La Calzada, nuestro cuerpo no admite ni más vino, ni más comida. Deambulamos a través de la multitud que invade la localidad, entramos en otras plazas donde no cabe ni una aguja.
Las peñas bailan, ríen, beben y disfrutan del verano como si no hubiera un mañana. Es fácil dejarse llevar por el ambiente.
Nos despedimos de Cambados en la espectacular, imponente y maravillosa plaza de Farfiñáns donde actúa una orquesta.
Sentados en el suelo nos dejamos llevar por la música mientras nuestros cuerpos digieren la cena y el vino, no es cuestión de coger el coche en esos momentos.

Un espectacular castillo de fuegos artificiales que vemos en La Alameda es el punto y final a un día pleno en el que Galicia nos ha mostrado una cara festiva, loca, divertida.
Pero sobre todo el esfuerzo de los vecinos de dos localidades que ponen en valor y con orgullo, las tradiciones, costumbres y cultura de su pueblo.
Vídeo Fiesta del Albariño en Cambados
Vídeo versión en 3D
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