Hay lugares que parecen hechos para ser enmarcarlos en una postal, para pintarlos en un cuadro o para ser eternamente contemplados. Entre esos rincones destaca una pequeña localidad gallega, Combarro, declarado Conjunto Artístico y Pintoresco en el año 1972.
En Combarro el aire huele a mar, a sardinas, a licores de orujo, a Albariño e incluso a los malos humos que llegan desde la omnipresente papelera del otro lado de la Ría.
La luz es azul, brillante, mágica e incita a fotografiar cada rincón del original pueblo marinero.
A tan solo seis kilómetros de Pontevedra se sitúa el pintoresco pueblo, famoso por su colección de hórreos de piedra, esencia de la arquitectura popular de Galicia.
En plenas Rías Baixas descubrimos lugares bellísimos que invitan al relajado paseo, al buen comer y mejor beber, a la vida contemplativa, Combarro es un buen ejemplo de todo ello.
Vídeo qué ver en Combarro – Pontevedra
Vídeo versión 3D
Qué ver y hacer en Combarro
La mejor manera de comenzar la visita a Combarro es a través del moderno paseo marítimo que lleva hasta la Plaza de Chousa.
Esta zona es la parte nueva de la localidad. En el puerto deportivo es posible encontrar piragüistas que aprovechan las tranquilas aguas de la ría para practicar deporte.
Combarro queda al fondo y aparece como un bonito cuadro de paisaje marino. Nos tomamos nuestro tiempo para disfrutar de estas imágenes, para contemplar la belleza natural y sencilla de esta zona.
En la Plaza de Chousa sobresale un pequeño conjunto de tres hórreos. Vemos una señora en uno de ellos. Está recogiendo patatas, cebollas y ordenando el hórreo, que según nos cuenta, utiliza de almacén.
Entablamos conversación con ella, nos explica el porqué de este tipo de construcción «¡Aquí no se vive!, nos dice, solo sirve para almacenar productos agrícolas y evitar que entren los ratones. Muchas personas se creen que los hórreos son casas.»
Nos habla de tiempos mejores en el pueblo cuando la pesca y la agricultura eran las principales fuentes de la economía local.
Notamos mucha nostalgia en sus palabras, pero a la vez alegría de poder charlar con unos forasteros que se interesan por sus tradiciones y costumbres.
¡Podéis entrar si queréis! nos dice. Y para nosotros es un honor acceder al hórreo. Aquí huele a mar y a campo.
Y así, nada más llegar, sin saber con lo que nos vamos a encontrar, Combarro ya nos enamora.
Dejamos a la señora con sus tareas cotidianas. La actual plaza de Chousa fue antiguamente una playa.
Bloques de hormigón han ganado terreno a la Ría. Donde antiguamente había arena, se sitúa actualmente un pequeño mercado semanal de productores locales.
Desde aquí se divisa la línea costera de una de las Rías Baixas. El sol acompaña nuestra visita ¿quién dijo que en Galicia siempre llueve? Llevamos más de una semana y de momento ¡nada, de nada!
A través de unas escaleras que sortea la roca conocida como «A Gurita» se accede al casco antiguo de Combarro, auténtica joya de la arquitectura tradicional gallega.
De repente, el tiempo se para y retrocedemos a otra época, una época de pescadores y agricultores. Hórreos y casas mariñeiras se suceden por uno de los cascos antiguos más bellos de Galicia.
Combarro se construyó directamente sobre un bloque granítico que los habitantes aprovecharon como cimiento para sus casas.
Al pasear por sus rúas se aprecia este material que produce desniveles y que otorga una mayor autenticidad al conjunto. En el casco antiguo de Combarro las calles son de granito y pocas son lisas.
Tres son los elementos característicos que acompañan al viajero a lo largo de su visita a Combarro: los hórreos, las casas mariñeiras y los cruceiros.
Combarro personaliza la unión de dos galicias, la marinera y la agrícola, que tienen su mejor representación en la arquitectura popular.
Una característica que nos ha gustado del casco antiguo es la buena señalización con la que cuenta.
Las calles principales, cada elemento arquitectónico o paisajístico importante cuenta con su correspondiente cartel en diferentes idomas que permite al visitante entender las características e historia de la localidad.
De esta manera aprendemos que el casco antiguo tiene dos calles principales que discurren en paralelo, la Rúa do Mar y A Rúa.
La primera es posiblemente la cara más famosa de Combarro ya que se trata de una larga calle comercial, muy estrecha, que discurre entre tiendas, restaurantes, bodegas y una treintena de hórreos que envuelven al visitante en un halo mágico.
No me extrañaría que alguna meiga anduviera por aquí.
Os recomendamos venir pronto para poder disfrutar tranquilamente de Combarro.
Al mediodía y por la tarde, el pueblo se llena, sobretodo en época estival y pierde parte de su encanto, pues las calles son muy estrechas y se hace difícil transitar por ellas.
Además, si os gusta la fotografía, la primera hora de la mañana o las últimas de la tarde son las mejores para poder hacer fotos sin que salgan cientos de personas en ellas.
También es buen momento para apreciar escenas de la vida cotidiana de los combarreses.
Ropa tendida, brasas recién encendidas donde se prepararán los ricos pescados capturados, señoras conversando en el porche de las casas.
En cuanto llegan los visitantes y turistas, la calma desaparece y pasear a través de la Rúa do Mar se convierte en una constante entrada y salida a sus incontables tabernas, vinotecas y tiendas de souvenirs, donde no te queda más remedio que probar los licores de orujo tan afamados en la zona.
Los hay de todos los sabores. ¡Ojo si vienes en coche! ya que las catas son gratuitas y al final más de uno se puede ir haciendo eses.
Al final de la Rúa do Mar sobresale el Peirao o antiguo puerto de pescadores, actualmente conocido como el Muelle.
Hasta aquí llegaban las embarcaciones y se realizaban tareas de descarga del producto del mar que se intercambiaba por productos agrícolas.
Ahora, en el muelle se huelen las sardinas a la brasa que salen de los fogones de los restaurantes que ocupan el lugar de las embarcaciones.
Aún así, el tipismo sigue vivo y si te adentras por las callejones de al lado, consigues un perfecto clima con sabor a tradición.
Desde la pequeña playa del Padrón se obtiene una magnífica panorámica de la Costa de Poio, pero sobretodo se aprecia el frente costero de Combarro con un perfil único en el mundo debido a los treinta hórreos agrícolas que se sitúan junto al agua.
Pero, ¿porqué aquí? normalmente los hórreos son elementos del paisaje agrícola gallego y no se construían en las playas. La explicación es muy sencilla.
La mayoría de los combarrenses tenían las tierras agrícolas en el otro lado de la Ría y descubrieron que el medio más eficaz para transportar sus cosechas era cruzar por el agua, así que construyeron sus despensas (los hórreos) junto al mar para ahorrarse los duros caminos de la época.
Tiene su lógica, ¿no? ¡Nos encantan estas historias de lo cotidiano!
Lo primero que piensas cuando ves a esta treintena de hórreos al llegar a Combarro es ¿Quién es el loco que los trajo hasta aquí? y no, no hay ningún loco, todo lo contrario, ¡sabiduría popular!
Lo curioso en Combarro es que el frente marítimo está ocupada por almacenes labriegos y sus casas mariñeiras se encuentran en la parte de atrás.
La calle conocida como A Rúa es donde se vive el ambiente marinero del pintoresco pueblo.
Preciosas casas de dos plantas pegadas unas a otras, de bellas balconadas de piedra o madera (según el nivel económico del propietario).
La parte baja se utilizaba para almacén de los aperos de labranza o de pesca (actualmente la mayoría son tiendas o restaurantes) y la parte alta era donde se desarrollaba la vida familiar.
Siete son los cruceiros que han resistido el paso del tiempo. Elementos casi únicos del paisaje gallego. Mezcla de religiosidad y paganismo como caracterísitica de esta tierra.
En Combarro, este elemento también es original, ya que las imágenes de la virgen miran al mar y la de Cristo hacia el interior, cuando normalmente es de al revés, de nuevo un cartel explica el porqué.
Solo uno de ellos, el que representa a la Virgen del Carmen, patrona de los marineros se configura de manera normal. La Virgen del mar no podría mirar para otro lado.
Seguimos nuestra plácida visita a través de la Plaza de San Roque, y a lo largo del paseo notamos los desniveles que produce la roca granítica y que en muchos casos hace casi deforme la rúa.
Las pequeñas plazuelas, calles como «la Ciega» y otras sorpresas atrapan al visitante a cada paso.
Historias, leyendas, religiosidad y paganismo se entremezclan en cada uno de los elementos arquitectónicos de Combarro lo que produce un hechizo continuo.
Estamos en Galicia y una de sus virtudes es la deliciosa gastronomía por lo que es obligatorio parar y comer productos de la zona.
Buen pescado, mariscos, pulpo mientras se bebe un delicioso Albariño, producto bandera de las Rías Baixas.
Combarro cuenta con una buena cantidad de opciones para comer. Nos decidimos por algo ligero para poder continuar la ruta.
Un bonito hórreo restaurado como bodega colma nuestra hambre y sacia nuestra sed mientras disfrutamos de otra bella panorámica de la Ría.
La tarde y el ocaso nos atrapa, y es entonces cuando la magia de Combarro se multiplica.
Si de día brilla con luz propia, por la noche, la localidad y las Rías se convierten en un espectáculo que engancha, y ya nunca quieres marcharte de aquí.
Con los reflejos que producen las luces en el agua, abandonamos Combarro, el lugar donde, según Otero Pedrayo, «el carro de labranza descansa al lado de la barca marinera».
Ya se que viniendo de mí, todo comentario huelga pensar que será positivo, pero en ocasiones, cuando leo sentimientos tan bien plasmados en texto, recuerdo porque en la distancia me enamoré de esta redactora que ahora tengo la fortuna de tener por esposa.
Enhorabuena Amor, me sigues cautivando.
jajajaj, de los mejores comentarios que me han hecho nunca. Gracias a ti amor por compartir todos estos momentos conmigo 🙂
Geniales tus fotos… la descripción del lugar…. todo perfecto.
Y como ya te he dicho en algún otro post tus videos son alucinantes. Deberías estar en algún programa de TV.
Me transmitiste ganas de estar ahí……en Combarro.
Gracias por tu post.
Saludos viajeros.
Lilián Viajera.
Muchas gracias Lilián!!! jolines, me voy a poner colorada y todo :-). Pero la idea principal es la que tu describes, transmitir las ganas de estar en el lugar.
Gracias por tu lindo comentario, da mucho ánimo!
Eva y Carmelo
Tuve la suerte de visitar Combarro el Año pasado, y la verdad es que es precioso lo mires por donde lo mires. En mi caso fue un día gris y lluvioso que intentamos darle un toque de color con nuestros paraguas de colores, pero aún así ni comparación a la diferencia de luz que se aprecia en tus fotos. Tendré que volver a ver si quiere salir el sol en mi próxima visita. Gracias por compartir esta zona tan bonita.
De nada Patry! gracias por tu comentario. Galicia es un destino muy interesante, a nosostros también nos llovió en algunos lugares, y como tú, también llevamos un paraguas de colores :-).
Saludos!
Qué bonito este pueblo!! Ya lo conocí gracias al video que subiste hace algunas semanas, es magnífico. Los horreos me encantan!!
Saludos,
Cris
Si Cris! a pesar de ser muy turístico, siempre puedes encontrar rincones mágicos y disfrutar d eun bonito día en el entorno de las Rías Baixas.
Un post excelente de ese pueblo que es ya un orgullo para todos los gallegos. Gracias por escribir cosas tan bellas de mi amada tierra y por haber sabido ver la esencia del pueblo gallego. Te felicito tanto por lo escrito como por las fotos que son geniales!
Te respondía en otro post sobre la riqueza de España, y Galicia es otra joya que hay que explorar sí o sí. Está bien conocer otras cultura y países, pero no hay que olvidar lo que tenemos más cercano. ¿No te parece?