Mientras miro mi cuaderno de viaje, revisando las notas de la increíble expedición de más de 1500 Km por el Sur de Marruecos, me he dado cuenta de que la mayoría de las anotaciones son frases recogidas de mis encuentros con personas anónimas con las que he tenido el honor de conversar.
Marruecos se presenta como un país donde el arte de palabra se transforma, sobre todo en la zona del Sur, donde sus gentes anteponen una buena conversación alrededor de una taza de té a cualquier otra cosa.
Mi paso por el Sur de Marruecos ha sido un viaje pedagógico, o eso espero.
He aprendido sobre antiguas civilizaciones que ocuparon el territorio y de la que se conservan auténticas joyas como la ciudad de Volubilis, (Oualili en bereber) desenterrada de su letargo por casualidad.
La ciudad, catalogada como Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO, nos cuenta la importancia de la provincia de Mauritania Tingitana en la Roma antigua.
Volubilis, lugar de nacimiento del Islam en Marruecos. El descendiente del profeta Idris I, hizó de Oualili su refugio.
Mientras caminaba absorta por esta ciudad de leyenda, nos llegaban los sonidos de Mouley Idriss, ciudad santa del Islam situada a pocos kilómetros.
La visita a la Medina de Fez hizo que me enfrentara a uno de mis mayores miedos.
Pasear por las claustrofóbicas calles de El Bali supuso un reto increíble y a su vez, un maravilloso descubrimiento de la historia y la cultura del país.
Mi eterna e imparable curiosidad pudo con mi miedo a los espacios cerrados. La atracción por todo lo que contaba nuestra guía permitió que me olvidara de mis ganas de salir corriendo para encontrar espacios abiertos donde respirar.
Tres palabras han quedado grabadas casi «a fuego» en mi mente: Balak, Yala y Sukran.
A lo largo del paseo por la Medina, estas sencillas palabras que significan ¡Cuidado!, ¡Vamos! y ¡Gracias!, pueden salvarte de más de un percance.
El duro trabajo en las curtidurías ennoblece aún más si cabe, el apreciado cuero marroquí, así como todo el arte de la marroquinería.
Una actividad que se pierde en los anales de los tiempos y se remonta siglos y siglos hacia atrás.
Diez días donde he disfrutado de la rica gastronomía marroquí.
Variada, colorida, natural, pero sobre todo una mezcla de las diferentes civilizaciones que han aportado el interesante carácter a este país.
Cuscús, Tajine, Harira, pastilla, donde sobresale la bebida nacional, el delicioso y omnipresente té a la menta, símbolo de la hospitalidad marroquí.
Pero también he disfrutado con pizzas bereberes y me he sorprendido con algún vino autóctono.
Los zumos de naranja son indispensables, su frescor siempre es un regalo en momentos de calor sofocante.
He aprendido sobre la revolución silenciosa de las mujeres, que cada vez más, trabajan en pequeñas cooperativas dando valor y riqueza a sus comunidades.
Desde la creación de alfombras hasta la elaboración de aceite de Argán, en Marruecos se está produciendo un desarrollo que pasa desapercibido, pero que está ocurriendo de manera imparable.
Sobre todo he tenido el enorme placer de descubrir a los «hombres libres», los Imazighen.
Conversar con ellos, escuchar sus sabías e inspiradoras palabras ha resultado de los mejores momentos de mi viaje por el Gran Sur.
Y la mejor de las recompensas, el DESIERTO.
Y lo escribo así, con mayúsculas, porque el lugar lo merece. Desde las rocosa y gris Hamada hasta el hipnótico y arenoso Erg Chebbi.
Una experiencia increíble que todo ser humano debería sentir. Aquí, te sientes tan pequeño que hasta tus propios miedos se convierten en absurdos.
Ante la belleza de una atardecer o un amanecer solo queda el silencio.
De Fez a Marrakech, cruzando el gran Atlas, he aprendido de geografía y de como el paisaje incide en las personas.
Este viaje ha acabado con la imagen de un país seco, desértico y he podido conocer de primera mano auténticas joyas naturales.
Era la primera vez que viajaba en grupo, y ha sido gratificante poder observar el país a través de los ojos de mis compañeros del Máster, personas llegadas de diferentes partes del mundo.
Descubrir que todos tenemos miedos y esperanzas, que nos alegran y nos emocionan las mismas cosas.
Que nos hace llorar la visión de un pequeño niño enfermo de una tribu nómada del desierto, seas hombre o mujer.
Que una madre, es una madre en Marruecos o en Argentina. Y que siempre estamos dispuestos a escuchar, abiertos para conocer a los «otros».
He aprendido que «la música es el medicamento del corazón».
Que un bar perdido en la nada puede convertirse en una improvisada pista de baile, que gracias a una iniciativa vinculada a la música, la tribu de los Gnaoua ha podido sobrevivir en el inhóspito territorio del sur marroquí.
Diez días han dado para mucho. A lo largo de diferentes crónicas he relatado mi periplo por el Sur de Marruecos. ¡Sed bienvenidos!
Que lindas experiencias yque bonito el post, se nota cuando se «vive» y se siente el lugar donde se viaja, saludos!
Muchas gracias Fernanda por pasarte por el blog y por tu comentario ;-).
Realmente, Marruecos se siente a cada paso y es lo que he intentado transmitir en este post.
¡Saludos y seguimos esperándote en nuestros post de Marruecos!
Precioso relato e increíbles imágenes! Que bonito viaje!!!
Muchas gracias Diana por tu comentario ;-). Relatar un viaje por Marruecos resulta fascinante ya que acapara todos tus sentidos desde el primer momento.
Saludos, Eva.
Lo mas gratificante de los viajes es precisamente eso: todas las enseñanzas que nos dejan… Y que aprendemos a vencer nuestros miedos mas profundos 🙂
Hola Olga, gracias por tu comentario. Siempre he pensado que el viaje es la mejor de las escuelas 😉 y un importante reto como personas.
¡Saludos!
Me ha gustado mucho la forma como ha descrito tu experiencia, se nota que este viaje te ha marcado y ya tengo muchas ganas de leer tus relatos sobre el mismo. Felicidades y que sigas descubriendo destinos que te llenen tanto cómo este.
Hola Mauxi, muchas gracias por tu comentario. Realmente, este viaje a Marruecos ha sido muy intenso en sensaciones y ha transformado algunas cosas en mi interior. Espero seguir transmitiendo las experiencias y que so sigan gustando tanto ;-).
Saludos, Eva
Hola!!!
Lo primero de todo felicitarte por el blog. Me ha encantado este post, y bueno, todos los de Marruecos que he leído en tu blog :).
Voy este verano a Marruecos con 4 amigas y nos gustaría saber en cuantos días hiciste este viaje o cuantos se necesitarían… porque andamos algo justas de tiempo.
Gracias!!!!
Hola Amaia!!! muchísimas gracias por tus palabras y felicitaciones :-). Que maravilla de viaje estáis preparando! Este viaje nos llevó unos diez días en total, aunque si llegáis directamente a Marrakech y desde allí hacéis el desierto, os podéis ahorrar al menos cuatro días, no sé el tiempo del que disponéis.
Ahora, si tenéis alrededor de nueve o diez, merece la pena hacer todo el recorrido :-).
Un abrazo, y cualquier cosa, por aquí nos tenéis.
Eva y Carmelo