Una intuición femenina y viajera, que en la mayoría de los casos sigue funcionando, hace que cambiemos nuestro plan de viaje. En vez de conducir hasta Spa, regresaremos una vez más a la ciudad ardiente por lo que al final estaremos dos días en Lieja.
¡Y la intuición acertó de pleno! El nuevo día amanece con un sol estupendo. Nuestra anfitriona, Claire, nos regala una nueva colección de interesantes recomendaciones.
Pero nos advierte: ¡no podemos abandonar la ciudad sin conocer «La República Libre de l’Outre-Meusse»! Por supuesto, la hicimos caso.
Benditas recomendaciones hacen siempre nuestros anfitriones, a veces creo que los locales deberían ser los responsables de las oficinas de turismo, sin menospreciar el buen trabajo que hacen sus trabajadores.
Y así, con ánimos renovados, tras un reparador descanso y con ganas de seguir los pasos de Georges Simenon, nos adentramos en un nuevo día por las calles liejenses y sus enigmáticos secretos.

Caminar con los ojos bien abiertos, Lieja siempre sorprende
Qué ver y hacer durante dos días en Lieja
En el anterior post explicamos la visita del primer día, un recorrido imprescindible para entender las características y singularidades de la capital económica de Valonia.
Día 2, Lieja la ciudad ardiente bajo el sol
Empezamos la segunda jornada en la Gare de Liège-Guillemins diseñada por el polémico arquitecto español Santiago Calatrava.
Nexo de comunicación en Europa, se ha convertido en la estación más moderna y vanguardista de Bélgica.
Un interesante lugar para apreciar el eterno contraste de esta ciudad que cabalga entre lo renovado y lo decadente.
La plaza de la estación parece un lugar sacado de una novela de ciencia-ficción, resultado de la futurista construcción de Calatrava.

Estación Liège Guillemins obra del arquitecto español Calatrava
La Rue Paradis, icono de la vanguardia, nos conduce hasta el río Mosa. Imprescindible hacer una ruta en bici por la Passerelle Botanique y descubrir otra imagen totalmente diferente de la ciudad.
Mientras pedaleas puedes observar los muelles y los puentes que cruzan el río.
A la vez, contemplas el interesante parque urbano de la Boverie, pequeña isla verde donde sobresalen el Palacio de Congresos y el Museo de Bellas Artes.
En esta zona entiendes la razón para quedarte, al menos, dos días en Lieja. ¡Puede que en uno de ellos salga el sol!

Passerelle Botanique junto al río Mosa

Puente del rey Alberto I sobre el río Mosa
Tras este paseo volvemos al coche, cruzamos el puente rey Alberto I y aparcamos en el Boulevard de la Constitución en L’Outre-Meusse. En este barrio hay aparcamiento gratuito.
A través del Pont des Arches accedemos por segunda vez al corazón histórico, pero hoy de una manera diferente, el sol brilla y Lieja parece otro lugar.
Dejamos a nuestro paso otra bonita iglesia la de Saint Florien mientras seguimos las huellas de Georges Simenon sobre el Mosa.
Merece la pena contemplar las panorámicas que se ven desde el puente. Los diferentes muelles que llenan de vida las orillas del río muestran la arquitectura típica de esta ciudad, el estilo mosano.

Quoi de Saint Leonard, bello ejemplo del estilo mosano
La rue en Neuvice es una joya, fue la primera artería peatonal de Valonia, una calle única donde el art decó, el estilo mosano y la decadente Iglesia de Sainte Catherine te mantienen embobado durante un buen rato.
Georges Simenon nos susurra, «yo caminé por aquí, anda despacio y disfruta plenamente de esta calle», y así lo hacemos.

Iglesia de Santa Catalina en el corazón histórico
Tiendas y talleres vintage, tabernas para degustar ricas cervezas y curiosas callejuelas se entremezclan en uno de los lugares más atrayentes de la vieja ciudad.
El eclecticismo hace acto de presencia en una vía de no más de trescientos metros de longitud.

Detalles de la Rue En Neuvice
La guinda del pastel viene de la mano de un callejón que hace la delicia de turistas y visitantes.
Lugar ideal para jugar al escondite, ¡si no has pasado por la Rue Le Carré es como si no hubieras visitado Lieja!

Estrecha Rue de Le Carré ¿jugamos al escondite?
La rue En Neuvice termina en la ambientada Place du Marché donde en días de sol se respira un ambiente casi mediterráneo.
¡Todo Lieja está en la calle ocupando las terrazas y el espacio público!
Nuestro próximo destino es un museo único y original, pero antes nos dejamos «engatusar» en la deliciosa tienda-pastelería de nombre impronunciable, Une Gaufrette Saperlipopette, ¡ahí lo dejo!
Sus responsables son encantadores, nos han dado a probar un buen número de especialidades, ¡Hemos caído en la tentación de esta joya gourmande!

Una deliciosa tienda gourmande
La rue del Mineurs nos conduce de nuevo hasta la rue Horts-Château, con el sol parece un lugar totalmente diferente al que vimos el día anterior.
Hoy, las casas, los antiguos palacios y conventos cobran una nueva vida, incluso nos damos cuenta de los colores chillones de algunos edificios.
La Lieja gris y decadente ha desaparecido.
El MULUM nos abre las puertas a un mundo fascinante, el del coleccionista Philippe Deitz con el que hemos disfrutado durante más de dos horas de su ESPECTACULAR y única colección de lámparas.
Solo hay otros dos museos de estas características en el mundo.

Junto a Philippe Deitz en su magnífico Museo del Alumbrado
Nunca habíamos visto nada igual, más de 1000 piezas sobre la historia del alumbrado reagrupada por temáticas.
Desde las primeras lámparas de aceite romanas hasta las bombillas LED de última generación en un recorrido único.

Velas, lámparas, bombillas, neones. La historia del alumbrado
El didáctico paseo por el mundo del alumbrado nos ha tenido entretenidos casi dos horas, ¡este museo es fascinante!
Menos mal que aún quedan mecenas como Philippe que permiten disfrutar de colecciones privadas. Tras iluminar nuestras mentes toca llegar hasta otro de los must liejenses.
En uno de los laterales de la rue de Horts-Château se «esconde» una de los rincones favoritos de Lieja, la Montaña de Beuren, auténtico sello de identidad de la ciudad.

¿De verdad tenemos que subir hasta allí arriba? Montaña de Beuren
Una escalera de 374 peldaños nos espera con una pendiente de casi 30 grados, solo al mirarla ya cansa.
A pesar de su nombre, no es exactamente una montaña. Una vez subes la empinadísima escalinata alcanzas la cima de la antigua ciudadela de Lieja. Respiramos profundamente y ¡allá vamos!
El rojizo convento de las Ursulinas queda eclipsado por las escaleras, no dejéis de visitarlo. Conserva los restos del antiguo beaterio y algún que otro Impasse de nostálgica belleza.

Convento de las ursulinas desde la Montaña de Beuren
La amplia escalera fue construida en 1881 con el objetivo de tener un acceso directo desde la colina para los soldados de la ciudadela.
Subir esta pendiente es como hacer un viaje por la historia de la ciudad,
Según avanzas debes parar y mirar hacia atrás para apreciar el cambio de paisaje, de edificios y disfrutar de las mejores postales de una ciudad poco entendida por los «típicos circuitos turísticos» que la han defenestrado al rincón de los olvidos.
Solo por disfrutar de este rincón ya merece la pena llegar hasta la ciudad ardiente.

Montaña de Beuren, un rincón único de Lieja
Ya en lo alto giramos nuestros cuerpos y nos encontramos con una imagen de postal de Lieja y el bello Mosa.
Llegamos a la vieja ciudadela. Junto a la de Jaca (Huesca) son las dos únicas del mundo con forma pentagonal.
El monumento Au Peri recuerda a los caídos en las guerras mundiales. Los miradores se suceden en una zona que transporta a la Lieja rural.
Aquí se ubicaban las antiguas granjas y las viejas murallas de defensa. A nuestro paso salen rebaños de ovejas y cabras.

Au Peri, el mejor mirador de Lieja y monumento a los caídos en viejas batallas
Esta zona rural ocupa más de noventa hectáreas y forma parte, aunque no lo parezca, del centro histórico de Lieja. Actualmente es uno de los espacios verdes más apreciados de la zona considerado Patrimonio Natural de Valonia.
Les Sentiers des Coteaux se prodigan en estampas bucólicas de una ciudad que deja de ser gris para regalar al visitante un arcoiris de colores y sensaciones.

Mirador de les Coteaux de la citadelle
Tras bajar la colina toca comer. En el bistro Le Rivoli degustamos unas ricas cervezas y alimentamos nuestro hambriento estómago.
La rue Feronnsée está repleta de restaurantes y tabernas, pero solo en este nos han atendido amablemente a pesar de la hora. ¡Ojo con los horarios en Bélgica!

Frescas cervezas belgas reponen nuestras agotadas fuerzas
Una rápida visita al edifico del ayuntamiento, popularmente conocido como La Violette.
La obligada parada en la plaza del Comisario Maigret para saludar a Simenon y degustar la bebida típica de Lieja, marcan las primeras horas de la tarde.

Ayuntamiento de Lieja popularmente conocido como «La violette»

¡Un placer saludarle Monsieur Simenon!
En la Maison du Peket probamos el típico licor artesanal «made in Liège«.
La broma nos sale cara, pero merece la pena. A pocos metros se ubica el Café & Shop Beer Lover’s un templo para los amantes de la buena cerveza.
La idea surge de un grupo de apasionados de esta bebida que abren este establecimiento con el afán de aconsejar a todas las personas interesadas por el mundo de las brasseries.

Botellas de Peket, el licor típico de Lieja

Terraza del Café & Shop Beer Lover’s
La plaza de Saint Lambert vuelve a cruzarse en nuestro paseo, es inevitable no pasar de nuevo por el corazón de la ciudad.
Vamos a la búsqueda de le Passage Lemonnier, el primer pasaje comercial cubierto de Bélgica, diseñado en 1839 por Louis-Désiré Lemonnier.
Un agradable carácter art decó y, de nuevo, la sutiliza para el cambio de estilos de esta ciudad donde pasas de una época a otra sin darte cuenta.

Passage Lemonnier, el primer centro comercial cubierto de Bélgica
No te pierdas en uno de sus laterales el fascinante edificio del mítico teatro Trocadero. En el año 1934, el arquitecto Henri Snyers restauró todo el conjunto comercial para adecuarlo a los nuevos tiempos.
Actualmente, más de cuarenta botiques y tiendas esperan la visita de locales y foráneos. A nosotros nos ha encantado pasear por este lugar con un acertado toque vintage, tan de moda en nuestros días.
La Rue de la Regence llega hasta Le Quoi Sur-Meuse, otra vía interesante para disfrutar de viejos edificios entre los que sobresale la impresionante Casa de Correos.
Justo a sus pies comienza la Passarelle Sucey por la que llegaremos hasta la República Libre de L’Outre-Meusse, corazón del folclore liejense, el barrio más popular y castizo de Lieja, salvaguarda de las tradiciones valonas.
Desde el otro lado del Mosa apreciamos el frente de casas mosanas y sus variopintos grafittis.
Hacemos una última mirada al centro histórico de Lieja. A partir de ahora pasearemos tranquilamente por el barrio natal de Georges Simenon.
Nos espera impaciente para adentrarnos en ocultos rincones, auténticas joyas por las que merece la pena visitar la ciudad.
Pero esa será una nueva historia, el barrio se merece nuestra literatura pausada en un artículo en exclusiva.

Contrastes en los muelles del centro histórico de Lieja
Vídeo de nuestros dos días en Lieja
Puedes ver el vídeo en versión 3D
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