A muchas personas, Rochefort les suena a queso, pero este lugar no tiene nada que ver con el producto francés y si mucho con la cerveza belga.
Bélgica es sinónimo de cerveza. En el país se producen más de seiscientos tipos que incluyen rubias, morenas o afrutadas. En la región de Valonia se sitúan las brasseries y abadías de prestigio internacional que configuran una imprescindible ruta de sabor y patrimonio.
La cerveza Rochefort es una de ellas y se elabora a las afueras de la villa, concretamente en la Abadía de Notre Dame de Saint Rémy.
La localidad valona de Rochefort es la capital de la región natural de La Femenne, famosa por sus lechos calizos donde se han formado peculiares cuevas como las de Han, Hotton y Lorette cercanas a la población y que son uno de los reclamos turísticos más interesantes de la zona.
Rochefort es un importante centro de veraneo para los belgas debido a su atractivo natural, cultural y paisajistico que se combina con deportes de aventura, sobretodo los acuáticos, que se realizan en los ríos Ourthe y Mosa.
La mejor manera de iniciar una visita a la localidad es desde la Oficina de Turismo donde ofrecen una buena información, recomendaciones de rutas por los alrededores e incluso visitas guiadas a los edificios y lugares de interés. Además, se pueden adquirir productos típicos locales, donde destaca la cerveza trapense.
Rochefort es una localidad elegante, tranquila y con buen ambiente. En general no cuenta con muchos monumentos o puntos de interés, pero los que hay son suficientes para dejar un buen sabor de boca en el visitante.
Lo mejor que se puede hacer es pasear por su calle principal repleta de tiendas y cervecerías como La Gourmandise, un coqueto restaurante que destaca por su excelente tienda-museo de productos autóctonos entre los que sobresale la cerveza trapense. ¡Imprescindible hacer una cata de sus productos!
El ayuntamiento despunta, con su elevada torre, en la animada plaza del Rey Alberto I. Desde la galería de la primera planta se obtienen unas bonitas vistas de la localidad.
En el centro de la plaza se sitúa, como en la mayoría de los pueblos y ciudades de la zona, un pequeño memorial que recuerda a los caídos durante las grandes guerras que dejaron imborrables cicatrices en el pueblo belga y en sus ciudades.
Rochefort celebra cada año un divertido acontecimiento, el Festival de la Risa. Las calles se llenan de cómicos, música y actuaciones durante unos días.
En la avenida principal, la Rue de Behogne se encuentra la escultura de Raymond Devos, conocido cómico francés de origen belga que recuerda que la risa es un elemento importante de la localidad.
En la misma avenida sobresalen, entre la sucesión de elegantes casas, las simétricas torres de Nuestra Señora de la Visitación de estilo neorrománico e interesantes vidrieras.
La localidad es consciente del gran número de lugares que comparten nombre con ella y de una manera muy simpática han colocado una señal que indica la distancia a la que se encuentran sus ciudades “tocayas”.
Esta claro que Rochefort goza de un exquisito sentido del humor.
El monumento más interesante, a parte de la Abadía, es el Castillo de los Condes de Rochefort que se menciona por primera vez en 1155, siendo uno de los más importantes de la zona durante la Edad Media.
De aquella época queda poco ya que ha sufrido diferentes avatares, pero actualmente se puede visitar el elegante castillo neogótico que se construyó sobre los cimientos del antiguo.
Gracias a la iniciativa de un grupo de voluntarios denominados Amigos del Castillo, se puede realizar una visita guiada bajo petición.
Pero la verdadera joya de Rochefort es su abadía trapense de donde surge la exquisita cerveza. Se puede llegar caminando desde el centro de la ciudad. Son dos kilómetros de relajado paseo entre zona arbolada.
Notre-Dame de Saint Rémy se fundó en 1230 por Gilles de Walcourt, señor de Rochefort. Inicialmente estuvo habitada por monjas que fueron sustituidas por monjes cistercienses.
Durante la Revolución francesa fue confiscada y prácticamente destruída hasta que en 1887 se instalaron un grupo de monjes que la reconstruyeron.
La elaboración de la cerveza se inicia en 1899 y no será hasta 1960 que se comercialice. Su producción es limitada y las instalaciones no se pueden visitar.
La Abadía es el lugar de residencia de una comunidad de monjes trapistas, es decir, Orden Cisterciense de la Estrecha Observancia por lo que resulta muy difícil ver a los monjes, la única oportunidad es durante la misa que se celebra cada día a las doce del mediodía.
Otra manera de hacerlo es hospedarse en el pequeño alojamiento que existe, pero exclusivamente para hombres.
La iglesia es muy bonita y sencilla, de impoluto color blanco y prácticamente sin imágenes ni adornos.
La sucesión de dobles arcadas, columnas y ventanales por los que entra la luz produce un elevado sentimiento de paz y serenidad.
La brasserie es el lugar más importante de la abadía ya que de aquí sale la cerveza de Rochefort elaborada con agua, malta de cebada, azúcar, lúpulo y levadura.
La materia prima esencial es el agua que llega directamente de la fuente Tridaine alimentada por un acuífero cercano a la abadía. No hay ningún tratamiento físico o químico en la elaboración donde la levadura es también un elemento importante, tanto que Saint Rémy cuenta con cepa propia.
El excepcional entorno en el que se sitúa la abadía, una entramada de suaves colinas, prados y ricas fuentes de agua natural es el lugar perfecto para la producción artesanal de la cerveza y para el retiro espiritual de los monjes trapenses.
Tres son las variedades existentes de cerveza Rochefort que se identifican según la antigua nomenclatura que se basa en la densidad 6, 8 y 10.
A diferencia de otras cervezas trapenses, Rochefort no elabora Dubbels ni Triples.
La mejor manera de terminar una visita a la localidad de Rochefort es degustar las cervezas en alguna animada terraza observando el bonito paisaje de su entorno.
Consultar la página de la Oficina de Trusimo Bélgica Valonia para ampliar información a la que agradecemos la ayuda para la realización de este viaje.
Vídeo de Rochefort
Vídeo versión 3D
Bélgica tiene tantas variedades de cervezas como quesos en Francia 🙂 un lugar muy acogedor!
Saludos!
Joer, que sitio tan bello… preciosa abadía y castillo. Un lugar que rebosa historia y belleza. Una pena que ya no tome cerveza porque la Rochefort esta no la he tomado nunca a pesar de haber estado en Bélgica varias veces.
Siempre se aprende algo, y en este caso, varias cosas, jejeje
Hola Miguel, pues si, una pena que ya no bebas cerveza por que la de Rochefort es, uhmmm! La localidad es preciosa osea que ya sabes, apúntate en la agenda viajera una escapada por la zona 🙂
¿El festival de la risa? ¡Es lo que más me ha llamado la atención! Qué preciosa iniciativa 🙂 La verdad que nunca he estado en Bélgica, pero sin duda trataré de coincidir con dicho festival, porque debe ser uno de los momentos más emblemáticos de este precioso lugar.
Si Samanta, un festival dedicado a la risa, imagina!Bélgica es un país pequeño, pero muy interesante. Pues ya sabéis, toca ponerlo en la agenda viajera :-).
Un abrazo viajeros!