La Rioja es famosa por sus vinos, nadie lo duda, pero también es tierra de tradiciones ancestrales, paisajes vertiginosos, personajes relevantes y naturaleza cautivadora, tal hecho nos lo confirmó Joaquín, nuestro anfitrión en la casa rural Villa Liquidambar de Torrecilla en Cameros.
Desde hace unos años, una parte de La Rioja apuesta por ampliar la oferta de turismo a otros ámbitos no relacionados con el mundo del vino y derivados.
«Poco a poco, la viña deja ver el bosque».

Tierra de Cameros
Un claro ejemplo es la comarca de Tierra de Cameros (o Los Cameros, o Sierra de Cameros), repleta de pintorescos pueblos con tradiciones y arquitectura de antaño.
Aquí se apuesta por un desarrollo sostenible que combina turismo rural, aventura, deportes naúticos, senderismo y trekking, a través de una antigua calzada romana.
Son pueblos donde siempre hay tiempo para sentarse en una mesa y degustar, entre otros, quesos de denominación de origen junto a un buen vino.

Tierra de Trashumancia
Torrecilla y el resto de pueblos de la comarca, cuentan al visitante historias de viejas tradiciones como la trashumancia, o relatos desgarradores sobre la emigración.
En algunos pueblos, aún se conservan exquisitas casas de «indianos» o el fulgor de las obras realizadas tras su regreso de las Américas.
«Ya se van los pastores a la Extremadura, ya se queda la sierra triste y oscura.
Ya se van los pastores, ya se van marchando, ya se queda la sierra triste y callando. Más de cuatro zagalas quedan llorando».
Canción popular de la trashumancia en Tierra de Cameros.

Cameros, la Rioja más allá del vino
Es Cameros una tierra uniforme, donde el paisaje agreste y el entorno natural invitan al relajado paseo junto a los ríos que la surcan.
A caminar por sus infinitos senderos o a elevarse hacia las escarpadas montañas del Parque Natural de Sierra Cebollera.
Hemos elegido una época no muy dada al turismo, justo en el tránsito del otoño al invierno, cuando la naturaleza está dormida, casi muerta, cuando todo el mundo se recoge en casa para calentarse del frío exterior.
Cuando los paisajes están grises, el sol calienta poco y la incipiente nieve hace acto de presencia para regalarnos su preciosa composición.
Aún así, hemos disfrutado de grata conversación junto al calor del fuego en algunos restaurantes, de momentos mágicos mientras caminamos con Joaquín por las sendas de Torrecilla en Cameros, o tomando un caldo calentito preparado con cariño por Esperanza, en el club Náutico El Rasillo.
Momentos únicos que te regala una Rioja desconocida, modesta, natural.

Qué ver en Torrecilla en Cameros
Varias rutas recorren los alrededores del pueblo. Entre ellas destaca el Sendero de San Pedro.
Un plácido camino de tres kilómetros que lleva hasta la ermita de mismo nombre.
El punto de inicio es el parque público donde encontramos el mejor mirador de la zona junto a la Iglesia de la Esperanza.

Podrías quedarte sentado en sus bancos toda la tarde, admirando el paisaje y dejándote llevar por la tranquilidad del lugar.
El repiqueo de las campanas nos recuerda la hora y nos devuelve a la realidad.
Tras la empinada subida hasta este punto regresamos a la parte baja del pueblo para apreciar la arquitectura de algunas de sus casas.

Joaquín, nuestro anfitrión en la casa rural Villa Liquidambar y su bonachón galgo blanco, Bingo, nos acompañan en el paseo.
Nuestro cicerón nos explica con absoluto detalle cada punto de interés del pueblo y sus anécdotas.
Sagasta nació aquí
En el ayuntamiento, entramos para visitar el museo dedicado al hijo predilecto de la villa, Práxedes Mateo Sagasta.

En el restaurante La Terraza hemos llenado el estómago mientras disfrutamos de las preciosas vistas a uno de los barrios de Torrecilla.

Pero lo más espectacular ha sido el regalo que hemos tenido en forma de amanecer.
A las siete de la mañana una extraña luz ha inundado nuestra habitación. En La Rioja, hasta los amaneceres tienen color a vino.

Centro de Emigración de La Rioja
Imprescindible una visita al Centro de la Emigración riojana, claro ejemplo de memoria viva en la zona. ¿Lo más curioso? Su ubicación.
El centro, situado en un antiguo convento, se creó con el objetivo de homenajear a las personas que marcharon.
La comarca sufrió una fuerte crisis económica desencadenada por la desaparición de la industria lanera.
Este centro pone en valor a las personas emigrantes del territorio y apuesta por su recuerdo, para que nadie olvide sus raíces.

Parques, senderos, puentes medievales, personajes ilustres, gastronomía y un bellísimo entorno natural, así es Torrecillas en Cameros.
La Rioja, mundialmente conocida por sus vinos, pero poco apreciada por sus pueblos rurales, o por comarcas como Tierra de Cameros.
Esta zona ha conseguido conquistarnos con sus sabores y el cálido recibimiento de sus gentes.
Alrededores de Torrecilla en Cameros
Desde la casa rual Villa Liquidambar, nuestro alojamiento durante tres días, hemos realizado rutas en coche por los alrededores.
También hemos aprovechado para acercarnos hasta la capital de La Rioja, Logroño, a tan solo veinte kilómetros de Torrecilla en Cameros.
En una tarde fría recorrimos sus famosas zonas de tapeo, la Calle Laural y la calle de San Juan. A pesar de ser un lunes y de las bajas temperaturas había un interesante ambiente.
El restaurante El Cachetero ha sido nuestra elección para la cena. El chef del emblemático local de la Calle Laurel, Jose Luis Vicente Gómez, nos ha deleitado con su arte.
Por nuestra mesa han pasado excelencias de la cocina riojana. Platos de la tierra, como la Parrillada de Verduras o el Cardo.

Vídeo Calle Laurel de Logroño
Vídeo versión 3D.
El broche de oro ha sido el Huevo Trufado sobre base de setas que el propio Jose Luis ha preparado en mesa.
¡Menuda explosión de aromas y sabores en boca! ¿Quién dice que los vegetarianos solo comemos lechuga?
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