En la localidad de Carnon (Pequeña Camarga), iniciamos el recorrido fluvial de una semana, a través del mediodía francés, navegando por el canal du Rhône y el famoso Canal du Midi.
Nuestra Penichette espera, pacientemente amarrada, en el pequeño puerto donde atracan las embarcaciones de alquiler para realizar las diferentes rutas fluviales.
La emoción a la hora de contratar la embarcación no nos hizo ver, o más bien comprender, que nuestra itinerario no se iniciaba en el Canal du Midi.
Más bien unos cuantos kilómetros más arriba, en el denominado Canal du Rhône, una extensión del primero construido para alargarlo hasta la Provenza aprovechando los diferentes lagos y lagunas con los que cuenta el entorno.
Actualmente son una de las zonas turísticas más apreciadas por los franceses en el sur del país.

Aprendemos a ser «patrones de barco» en el Canal du Rhône
Las embarcaciones básicas, son muy sencillas de conducir.
Cuando llegas al punto de embarque, el personal de la empresa de alquiler te explica a lo largo de una media hora como pilotar la Penichette (en esta ocasión viajamos con la empres Locaboat).
Marcha adelante, marcha atrás y poco más. Para navegar por un canal cerrado ¡pues tampoco hay que ser patrón de barco!
Tras las nociones de pilotaje, empezamos a cargar nuestro equipaje, avituallamiento, etc.
Con el alquiler del barquito se incluye, además del combustible, el gas para la cocina, traslado de tu coche hasta el punto de llegada, aparcamiento, amarres, el menaje de cocina necesario así como dos bicicletas y equipo de salvamento.
Hasta aquí todo correcto, aunque nos sorprendió el equipo de salvamento que incluía chalecos salvavidas.

– Fluir con el agua
Hacer un viaje fluvial no conlleva ningún riesgo, todo lo contrario, es una experiencia para el relax, casi diría que para la buena vida.
Todo fluye con el agua, vas a una media de 6 Km/h, paras donde algo te llama la atención, podría decirse que es como viajar en autocaravana pero navegando.
El paisaje se ve a escala humana, sientes la brisa, los olores del mar, del salitre e incluso los olores de la gastronomía francesa cuando pasas por las diferentes localidades que atraviesan el canal.
Pero para nosotros, el inicio del viaje se convirtió en toda una aventura, pues una vez en marcha, comprobamos que nos faltaba lo más esencial, un mapa de navegación.
Sobre todo porque no iniciamos nuestro itinerario en el Midi, sino en el Canal du Rhône y teníamos que atravesar Le Bassin du Thau, una superficie de 75 km2 de agua.

Canal du Rhône o de «los estanques»
Tras abandonar el embarcadero y con la emoción contenida, dimos inicio a la navegación a través del canal du Rhône.
Al navegar entendimos la anterior denominación como «canal de los estanques».
La vía es una avenida de agua protegida por finas franjas de arena, piedras y grandes cantos que transcurren en medio de diferentes estanques como los de Pérols, Mejean y Prévost entre otros.
El paisaje es espectacular, agua por todas partes y millares de aves por cualquier lado que mires.
A veces el mar se combina con zonas de marismas, pequeñas extensiones de tierra donde el color azul sigue siendo predominante.
Nuestras primeros pasos como pilotos fueron divertidas, algún que otro desvío hacia la derecha, un encallamiento debido a las algas, poca cosa que solucionamos pacientemente.
Navegar por este canal supone un relax total, te dejas llevar por el curso del agua y te olvidas de todo.
Poco a poco nos sorprendían y nos llamaban la atención los barcos que nos adelantaban o con los que nos cruzábamos, auténticos yates o mini cruceros que pegaban más en mar abierto que no por el relajado canal.
Después supimos de la importancia de esta vía como salida hacia el Mediterráneo a través del gran Étang du Thau.

-Primera parada obligatoria
Entre el cursillo acelerado de pilotaje, la descarga del equipaje y compras de última hora por la localidad de Carnon, empezamos la navegación hacia las cinco de la tarde.
Llevábamos pocos kilómetros cuando nos topamos con la primera de nuestras sorpresas, un puente pasarela que nos impedía el paso.
Nos quedamos atónitos, no sabíamos como seguir. Fue así como hicimos nuestro primer amarre, nos sentíamos como auténticos marineros.
¡Tira cuerda! ¡Anuda bien! No nos quedó más remedio que hacer noche aquí pues el puente no se abría.
Un amable señor que paseaba con su perro nos indicó que el puente pasarela tiene un horario y cuando cierra hacia las 19:00 ya no puede pasar ninguna embarcación.
En ese momento descubrimos nuestro segundo error, ¡No teníamos ningún cuadro de horarios sobre los puentes, esclusas y demás «accidentes» arquitectónicos a salvar para continuar nuestro camino!
¡Menuda novatada! En el mismo día dos descuidos. De esta manera no nos quedó más remedio que atracar la Penichette y disfrutar del entorno.

– Excursión en bici hasta Villeneuve-Les-Maguelone
La buena noticia, ¡el barco llevaba dos bicicletas!. Decidimos pedalear hasta la localidad de Villeneuve-Les-Maguelone a escasos kilómetros.
El paisaje es precioso, una zona de marismas combinada con las tranquilas aguas de los estanques que rodean la estrecha franja de tierra donde se sitúa la localidad.
Al llegar a Villeneuve, nos la encontramos en plena fiesta patronal.
Primera noche a bordo en el Canal du Rhône
Y el ocaso hizo acto de presencia. El paisaje se teñía de dorados mientras el canal se llenaba de silencio.
Poco a poco iban llegando más embarcaciones y el pequeño muelle recuperaba un poco de vida.
El primer día de nuestro itinerario había estado cargado de emociones y novatadas.
Tocaba probar como funcionaba la cocina y el resto de equipamientos de la Penichette.
La noche nos regaló una increíble luna llena y en ese momento, mientras cenábamos en el exterior del barco sentimos que habíamos acertado al elegir este tipo de viaje para recorrer el sur de Francia.
El contacto directo con la naturaleza, alejados de las ciudades y poblaciones pero sobre todo mecidos por el suave movimiento del agua.
Nada nos hacía presagiar la difícil aventura que nos esperaba al día siguiente.

Recomendaciones para dummies a la hora de contratar
Antes de finalizar, os dejamos una recomendaciones para novatos sobre cómo contratar un viaje en barco y otras cosas a tener en cuenta.
– La empresa de alquiler os debe facilitar las hojas de navegación, así como explicar la ruta a seguir.
– No dejarse llevar por la emoción y entender bien el recorrido.
– Revisar bien el equipamiento del barco, desde el menaje hasta las bicis.
– Imprescindible contar con un horario de los puentes, esclusas y demás «accidentes arquitectónicos» a salvar durante la navegación.
– Llevar un par de guantes para las manos, sobre todo si no tienes costumbre de amarrar barcos, ya que las cuerdas pueden hacerte ampollas.
– No olvidar repelente para los mosquitos, protección solar, gorros y gafas de sol.
– Grandes dosis de paciencia a la hora de pasar las esclusas y al cruzarse con otros «aventureros».
Todo lo que he leído sobre tu viaje en la penichette no ha hecho más que darme una gran envidia! No tenía ni idea de que se podía hacer esto, tengo la costa francesa en mis destinos próximos así que a ver si me dejan pilotar una embarcación! Ya hace mucho que no hago una cosa por primera vez… 😉
Hola Diana, pues ya sabes, ¡anímate!, eso sí piensa que es un viaje muy relajado, y que el paisaje ha cambiado ya que hace unos años, los centenarios plataneros del Canal, han sufrido una plaga y los están talando 🙁
Un abrazo!
¡Genial el post Eva! Se agradece leer textos tan bien escritos. La verdad es que no conocía esta región; otro destino más a la lista de lugares… 😀 Por otro lado, me han gustado mucho las fotografías, ¿son analógicas? Están muy bien 😉
¡Saludos!
Hola viajeros!!! bienvenidos a nuestro blog. Gracias por vuestro comentario ;-). Las fotos, efectivamente, son analógicas y después escaneadas! ya que el viaje lo realizamos hace años cuando aún no teníamos claro lo de las cámaras reflex ;-).
Un abrazo y esperamos que os sigan gustando nuestras experiencias!!
Por lo que explicas, con 4 nociones se pueden pilotar estas naves. Y la verdad es que habéis armado un recorrido precioso!
Hola Jordi, efectivamente, cuando te entregan el barco te dan unas nociones básicas para pilotarlo y no es necesario tener carnet de ningún tipo de conducción ;-).
Tenéis que animaros, porque es un viaje muy interesante y divertido para las familias 😉