Si hay un viaje que nos ha sorprendido como ningún por la distorsionada imagen que se tiene del lugar o a la imagen que se «vende para turistas», ha sido el road trip por Cerdeña.
Solo basta con viajar sin prisas, alejándose de los puntos turísticos convencionales para encontrar lugares cargados de historia, de leyenda, de sacrificio humano y de naturaleza desbordante poco domada por el hombre.
Para encontrar una Cerdeña olvidada de Italia con la que comparte idioma y poco más.
Al viajar por la «isla continente» tienes la sensación de hacerlo por un país con entidad propia, por el país de los sardos.
Tras abandonar la ciudad de Alguer (Alghero o Alguero) a la que llegamos buscando el pasado común con Cataluña, ponemos rumbo a la Costa Occidental de la isla, en concreto a la provincia de Oristano.
Antes, nos hemos dejado seducir por la bella Bosa, uno de los pueblos más bellos de Italia.
Conducimos por una carretera en la que la línea recta es un espejismo que solo aparece si miras al horizonte del Mar Mediterráneo.
El lugar elegido como campamento base en la costa occidental es la localidad de Cabras, importante centro agrícola y pesquero de la isla que esconde entre sus joyas, la magnífica ciudad fenicio-romana de Tharros.

Pinceladas sobre la historia de Cabras (Oristano)
En pleno Golfo de Oristano se sitúa un interesante pueblo mecido por las aguas de una inmensa laguna que con más dos mil hectáreas de superficie es una de las más grandes de Europa y la mayor de la isla.
La mezcla de agua dulce y salada, a través de innumerables canales, ha facilitado que la laguna sea «santuario» para un buen número de especies endémicas y otras más comunes, como los flamencos rosas, carpas o anguilas.
La «historia» de Cabras se remonta al Neolítico del que se aprecian restos en las estatuas del poblado de Cuccuru is Arrius.
No obstante, los primeros asentamientos documentados son del siglo XI cuando la ciudad romana de Tharros (en la península de Sinis) quedó abandonada tras las incesantes incursiones de corsarios del norte de África.
Los habitantes de Tharros se distribuyeron entre dos nuevas localidades, Oristan y el Oppidum Caprarum (ciudad fortificada sin zona sagrada).
Por ello, Cabras nunca llegó a ser una Civitas (ciudad), hecho que si ocurrió con la primera.
El nombre actual deriva de Masone Capras, apellido de una notable familia asentada en la localidad hasta el siglo XV.
Del magnífico castillo medieval de Casa del Reino o Mar’e Pontis poco queda.
Fue utilizado como «cantera» de la iglesia de Santa María de la Asunción, ubicada sobre las bases del mismo. Para su construcción, también se utilizaron piedras de las fortificaciones nurágicas que rodeaban la localidad.
Cabras tuvo cierta relevancia como corte del Juzgado de la ciudad de Arborea (a pocos kilómetros), pero tras la desaparición del mismo pasó a manos de varios señores feudales.
Con la inclusión del pueblo en la provincia de Oristano (siglo XIX) recuperó su esplendor al convertirse en el centro agrícola y pesquero más importante de la isla compitiendo con la provincia de Cagliari.

Qué ver y hacer en Cabras (tres días)
Actualmente Cabras es una localidad volcada al agroturismo y al sector primario.
La abundante agua, su posición estratégica junto a las dos lagunas, las marismas que la rodean y su cercanía a la ciudad de Oristano la convierten en un lugar muy interesante para pasar unos días.
Cabras es un territorio afortunado por sus yacimientos arqueológicos, playas, estatuas neolíticas de Cuccuru is Arrius.
Por iglesias paleocristinas como la de San Giovanni de Sinis o los misteriosos gigantes de Monte Prama.
Sin olvidar su exquisita gastronomía representada en dos productos singulares, orgullo de los locales, la Bottarga (pescado) y la DOC Vernaccia (vino).
– El centro urbano de Cabras
Merece la pena hacer un recorrido a pie por el corazón de Cabras. La parte más antigua, de acentuado carácter rural, se extiende hasta la magnífica laguna.
Una explanada gigantesca conocida como plaza del lago contiene la imagen más fotografiada de la localidad, la iglesia de Santa María y las torres de los depósitos de agua.

Buen lugar para disfrutar de la relajada laguna mientras tomas algo en las modernas terrazas que se han instalado en un lateral de la plaza.
Imprescindible una buena dosis de antimosquitos. ¡Estamos en zona de marismas y arrozales! los insectos hacen su «agosto» con los incautos visitantes que desconocemos su existencia.
– Museo Cívico «Giovanni Marongiu»
Museo arqueológico municipal dedicado a los yacimientos de Cabras.
Los objetos expuestos comprenden desde la villa prenurágica de Cuccuru es Arrio, pasando por los fascinantes Gigantes de Monte Prama hasta la antigua ciudad fenicia-romana de Tharros.

Imprescindible su visita para entender la importancia de Cerdeña como patrimonio arqueológico único en el Mediterráneo.
La zona de Cabras – Orsitano posee más de trescientos yacimientos de los diferentes pueblos y civilizaciones que pasaron por estas tierras.
Todas dejaron un importante patrimonio arquitectónico, cultural e histórico.

– Ver como se elabora el vino de manera artesanal
Además de prestigiosas bodegas de la DOC Vernaccia, hay un buen número de «productores caseros» que elaboran el vino de manera tradicional para el autoconsumo.
En los meses de setiembre y octubre, Cabras huele a uva, a mosto, a vino.
Basta con estar atentos para escuchar el ruido característico de las prensas y descubrir un lagar manual o una pequeña «bodega» casera.
Si te paras a charlar con los propietarios serás invitado a participar de su trabajo y a una degustación in situ, toda una experiencia para los amantes del vino y de las costumbres locales.

– Practicar el agroturismo
Cabras es famosa por la oferta de establecimientos de «agroturismo», una especie de «granjas de vacaciones» ideales para una experiencia local y slowfood.
En Agroturismo da Pinuccia vivimos una jornada gastronómica única.
La familia Pinuccia ofrecen desayunos, comidas y cenas de productos típicos de la zona. Sobresalen la pasta con bottarga, los vegetales, el marisco, el vino y el delicioso licor de mirto (inconfundible aroma de Cerdeña).
La expresión «kilómetro cero» cobra sentido en estos establecimientos y, en general, en toda la isla.

– Actividades en el Área Natural Peninsola de Sinis
Cabras presume de su implicación con el turismo sostenible.
Si eres amante del mar y de la naturaleza, pero te agobia el típico día de playa, Cabras cuenta con una interesante oferta de actividades diseñadas para descubrir las tradiciones y sabores locales vinculadas con el mar.
El Área Protegida, creada en 1982, es ideal para el buceo, pero también para la pesca respetuosa con el entorno.
A bordo de las barcas de pescadores conocidas como is fassonis (formadas por juncos secados al sol y ligados al estilo de las naves fenicias)disfrutamos de una agradable jornada.
La experiencia por esta espectacular área protegida incluye la comida o cena del pescado capturado, visitas a las pesquerías y a los talleres de elaboración de la bottarga.
Las medidas de protección de la reserva han conseguido que la península de Sinis sea uno de los espacios naturales más impresionantes de Cerdeña en el que se conjuga entorno natural con historia y tradiciones.
Sinis es uno de los mejores lugares para ver atardecer.
La delgada línea que forma la península nos permite ver «el mar muerto», zona protegida por el Golfo de Oristano donde el mar se mantiene «calmo» en contraste con el «Mar vivo», el inconfundible y legendario Mediterráneo.
También divisamos el Cabo de San Marco, la torre y el faro de mismo nombre con playas vírgenes prácticamente vacías.

– Visitar el Área arqueológica de Tharros
A lo largo del viaje por Cerdeña muchas veces nos hemos preguntado como es posible que esta isla no cuente con Patrimonio UNESCO.
La isla es un área arqueológica impresionante. De norte a sur, de este a oeste, Cerdeña contiene más de siete mil lugares catalogados como yacimientos.
Tan solo uno está declarado Patrimonio de la Humanidad. ¡Incomprensible!
Este es el caso de la antigua ciudad de Tharros, uno de los lugares históricos mejor conservados de Cerdeña. Joya arqueológica situada en la costa occidental de la isla, a pocos kilómetros de Cabras.
Tómate tu tiempo para visitar la antigua ciudad portuaria de origen fenicia.

– Iglesia de San Giovanni de Sinis
A pocos metros del Centro de Visitantes del Área Marina Protegida de Sinis, en medio de la antigua ruta de enlace entre los asentamientos de Tharros y Cornus se eleva una joya paleocristiana que enmudece a los edificios de su entorno.
Construida en época bizantina (siglo VI), San Giovanni es otro de esos rincones que enamoran. Su peculiar arquitectura, su interior y el halo antiguo que emana la hacen única.

– Atardecer en la playa de Is Arrutas
Existen playas y después está Is Arrutas. Existen tipos de arena y después están las gotitas de cuarzo que componen uno de los parajes naturales más bellos de la costa sarda.
Un litoral fascinante se extiende cientos de metros, la playa de Is Arrutas. Cuando llegas te frota los ojos para confirmar que lo que estás viendo es de verdad.
Aguas de azul turquesa mojan la preciosa arena de cuarzo con tonalidades rosas, veres, ámbar y blancas. ¡Una arena única!
El paraíso no está tan lejos como nos imaginábamos. En cuanto hemos pisado este lugar nos sumergimos en sus aguas de poder «terapeútico».
Después, jugamos con la arena (protegida con fuertes medidas disuasorias para que nadie se lleve esta joya sarda). Al final nos hemos quedado hipnotizados por la magnífica puesta de sol.

Pero incluso el mejor paraíso contiene su infierno. Justo en el momento en el que el sol desaparece por el bello horizonte, sin saber como, nos ha invadido un ejercito de mosquitos.
Envueltos en las toallas corremos hasta el coche que de repente ha dejado de ser de color rojo para pasar a un extraño color gris.
– Recorrer el perímetro de la gran Laguna de Cabras
Si eres amante de la fotografía, de las tradiciones locales o de la observación de aves, ¡estás de enhorabuena!
La laguna es uno de los humedales más importantes de la isla. Junto a otros estanques cercanos forman uno de los ecosistemas de marismas más grandes de Europa.
La laguna es fuente de riqueza para el territorio.
Sorprende encontrar las mismas embarcaciones que se utilizan en el lejano Lago de Titicaca, hechos de cañas y Scirpus Lacustrus, una hierba que crece en las orillas.

El «hocico de la marrana» es el canal que une el mar y la laguna (quien se nutre también de las aguas del río Mare Foghee).
Igual que una marrana alimenta de leche a sus crías, así lo hace el mar respecto a la laguna a través del canal, de ahí su nombre.
A pesar de las malas impresiones que tuvimos en la carretera panorámica de Bosa respecto al cuidado del entorno, en Cabras hemos descubierto todo lo contrario.
Aquí entienden que el respeto por la naturaleza les hace «ricos» y por ello miman su tierra.

Cabras, despensa de Cerdeña
Los campos de arroz, los extensos viñedos de las que surge el afamado Vernaccia o el Vermentino, los olivares y los campos de cereales constituyen otro de los magníficos paisajes de Cabras.
La recompensa se obtiene en la mesa. Los productos agrícolas combinados con los del mar configuran una de las gastronomías más variadas y saludables de Cerdeña.
Un claro ejemplo lo tuvimos en los sabrosos Spaghetti con Botargga que comimos en Agroturismo da Puniccia.
Mires por donde mires, Cabras resulta una magnífica despensa de la isla y un lugar imprescindible para los amantes de la buena comida.

Vídeo qué ver y hacer en Cabras
Anímate a ver la versión 3D
Dónde alojarse en Cabras (Oristano)
Pasamos tres días en Cabras alojados en la Affittacamere Le estatua del Sinis. Nos encantó por el magnífico acogimiento de sus propietarios Paulo y Ana.
Habitación confortable, bien equipada con un maravilloso patio-jardín donde se sirven los desayunos en los que Paulo promueve las relaciones entres su clientes.
Bien ubicado en el centro, puedes ir caminando prácticamente a todos lados de interés de Cabras.

Cabras ha sido una caja de magníficas sorpresas o una caja de bombones (como decía el gran Forrest Gump en la película de mismo nombre), en la ya excepcional isla de Cerdeña.
A veces nos dejamos llevar por las modas viajeras o por las recomendaciones que nos llegan desde conocidos medios, pero si rascas un poco y te dejas llevar, acabas descubriendo la verdadera esencia de los lugares que se visitan.
Próximo destino en Cerdeña: Oristano.
hola! a pesar de que el nombre del pueblo no me ha llamado mucho, jeje, veo que tiene de todo…
Naturaleza, casco historico, patrimonio y lo que más me ha gustado las fotos de la comida… menuda pinta… dentro de nada me entra hambre por culpa vuestra, jeje
desde luego que tras vuestros posts sobre Cerdeña apetece un road trip por allí!
chaooo
jajajja Enrique!! la comida atrae mucho y en Cerdeña es uno de sus valores. Cierto lo que dices, el nombre de la localidad no es nada atractiva, pero una vez llegas, ya no quieres marcharte…
Cerdeña en general es ideal para un road trip, eso si, ojo con las carreteras y los conductores!!!
Un abrazo viajero!
Eva y Carmelo
Pues qué bonito lo que voy desubriendo de Cerdeña con vosotros. Un lugar encantador para desconectar y disfrutar de verdad, con un buen vino y largas sobremesas de charla. Me vendrá genial porque espero no tardar mucho en conocer la isla.
Un abrazo guapos!
Un abrazo para ti Maru!! Si vas a Cerdeña, te recomendamos esta zona, es muy auténtica y está repleta de bellos rincones y buena gente. Cualquier cosa que necesites para el viaje, nos dices!!
Un abrazo!
Eva y Carmelo
Los isleños siempre tienen un carácter propio distinto a los del continente, por mucho que compartan el país están hechos de otra pasta. Suelen ser gente cercana y tranquila, cuál será el ingrediente que los hace ser así es todo un misterio…
Seguro que disfrutasteis de mala manera pudiendo mezclaros con ellos en sus trabajos vinícolas 🙂
Hola chicos!! tenéis mucha razón con el comentario, en Cerdeña, por mucho que le disguste a los italianos, «son de otra pasta», algo singular ocurre en la isla, pero por aquí no os lo podemos desvelar. En breve publicaremos un artículo donde daremos unas pinceladas sobre este carácter sardo que aporta un valor añadido en cualquier viaje que se haga por la isla.
Respecto a la gente, siii, vamos, lo pasamos «muy mal» junto a ellos, jajaja. Ya nos conocéis, para nosotros los viajes sin «los otros» no tienen sentido por lo que en cada pueblo, ciudad o lugar visitado, dejamos buenos amigos a los que esperamos volver a ver en breve :_).
Saludos viajeros,
Eva y Carmelo