Existe una Cerdeña de playas atestadas de gente, de barcos con turistas cegados por el sol conducidos hasta recónditas cuevas con nombres paradisíacos, de largas colas para aparcar y de tardes de verano con banda sonora de chiringuito. Pero también existe otra Cerdeña de naturaleza salvaje, de rincones inhóspitos y de pétreos monumentos recuperados en los albores del tiempo como los fascinantes Nuraghe de Cerdeña.
Una isla que cuenta su historia en yacimientos arqueológicos repartidos por su ancho territorio, esa es la Cerdeña que nos ha cautivado.

Un road trip a través del patrimonio sardo
A lo largo de nuestro road trip de quince días por la isla, nos ha sorprendido encontrar un Mediterráneo de costas vírgenes donde la avaricia constructora aún no ha impuesto su ley.
Donde los parajes naturales salen a tu encuentro en cada curva, en infinitos miradores cincelados por el Mistral y por el paso del tiempo, que obligan a parar constantemente para deleitarte ante el sublime paisaje.
Porque en Cerdeña, el mejor de los monumentos es la naturaleza, venerada desde tiempos inmemorables por sus habitantes.
El heterogéneo paisaje sardo contiene el museo a cielo abierto más misterioso del Mediterràneo, los Nuraghe de Cerdeña.
Una auténtica máquina del tiempo que nos ha hecho retroceder miles de años en nuestro viaje, concretamente al periodo que discurre desde el Neolítico hasta el Imperio romano.
Una vieja leyenda cuenta que hubo un tiempo en el que un mono podía atravesar toda la Península Ibérica saltando de árbol en árbol sin tocar el suelo, algo así podría aplicarse a Cerdeña respecto de sus yacimientos.

Al encuentro con los Nuraghe de Cerdeña
Un buen número de pueblos y civilizaciones vivieron o pasaron por la isla dejando su impronta en más de ocho mil sitios de importancia arqueológica, repartidos en forma de complejos megalíticos, necrópolis, menhires, pozos sagrados, tumbas de gigantes y ciudades romanas.
Pero los verdaderos protagonistas son los Nuraghe de Cerdeña, restos pétreos de una civilización desconocida, de la que algunos afirman podría ser la Atlántida.
Nombrada como civilización nurágica, es una de las singularidades de la isla pues los nuraghe son autóctonos y exclusivos de este territorio.

La Cultura Nurágica
La cultura nurágica abarca el periodo histórico comprendido entre los años 1800 al 1000 aC.
Se caracteriza por la especificidad de sus construcciones, un conjunto de poblados de carácter fortificado en los que sobresale una torre cónica denominada Nuraga (de ahí deriva el nombre de la civilización) y alrededor de la cual se colocaban las “cabañas” acampanadas.
La nuraga (nombre como se la conoce en castellano) siempre se situaba en un enclave panorámico.
Algunas torres eran altas, otras más bajas de forma similar a los tholos.
La construcción no cuenta con cimientos y se sostiene exclusivamente por el peso de las piedras que pesan toneladas. Las nuragas más altas llegaron a medir veinte metros de altura.

Las estructuras nurágicas son el símbolo de Cerdeña y se han convertido en su “marca” distintiva.
De los más de siete mil restos nurágicos que salpican el territorio insular tan solo uno de ellos es Patrimonio Cultural de la UNESCO desde el año 1997, el yacimiento de Su Nuraxi, situado en la localidad de Barumini.
Indiana Jones no estuvo aquí
Posiblemente, si “el archiconocido personaje de ficción y reputado arqueólogo”, Indiana Jones, hubiera llegado hasta aquí, la civilización nurágica estaría copando las listas de los diez lugares que uno no debería perderse antes de morir o algún otro listado similar.
Os podemos asegurar que esta cultura milenaria no tiene nada que envidiar a otras de mayor renombre que coparon en su momento el Mare Nostrum.
De la civilización nurágica no se sabe casi nada.
En general, se presenta como un pueblo pacífico, de pastores, campesinos y comerciantes que habitó la isla durante ocho siglos durante los cuales construyó, entre otras, extraordinarias e impresionantes estructuras de piedra de las que se desconoce su utilidad y la causa de su desaparición.
Estamos seguros que Iker Jiménez tendría rédito para su programa de misterios si hiciera un especial en Cerdeña.

La excepcionalidad del Nuraghe
Al ver por primera vez una de las nuragas, tu mente la asocia enseguida con un lugar conocido, como por ejemplo con una fortaleza defensiva medieval, con la torre del homenaje de un castillo, con un templo pagano o un observatorio prehistórico.
Cerdeña también cuenta con un buen número de lugares comunes tales como iglesias, palacios, murallas o fortificaciones, reliquias de un pasado convulso debido a su posición estratégica en medio del Mediterráneo.
Solo cuando el viajero decide ir más allá para explorar nuevos sitios, cuando decide mirar desde la curiosidad e incluso desde la admiración, se encontrará con auténticas joyas que superan el concepto de monumento.
Se topará con una civilización megalítica misteriosa, mediterránea y bastante avanzada.
En nuestro caso, así lo hemos hecho y Cerdeña nos ha regalado el conocimiento de una civilización totalmente desconocida para nosotros.

Siete Nuraghe de Cerdeña en nuestro road trip
A lo largo de nuestro road trip hemos podidio conocer, entre otro patrimonio, siete excepcionales monumentos nurágicos.
Siete joyas que nos han hecho viajar a un tiempo donde el ser humano y la naturaleza vivían en armonía y mutuo entendimiento, abriéndonos un apetito insaciable sobre esta civilización.
Los lugares visitados han sido:
-Necrópolis de Anghelu Ruju en Alguero
-Museo Cívico Giovanni Marongiu en Cabras
– Nuraghe Losa en Abassanta
– Pozo Sagrado de Santa Cristina en Paulilatino
– Museo Archeologico Comprensoriale y villa nurágica de S’Urbale en Teti
– Complejo Nurágico Mannu de Cala Gonone
– Complejo nurágico de Santa Sarbana o Sabina en Silanus

La delicada combinación que se produce entre naturaleza y patrimonio realza la belleza de estos lugares.
Cada uno está situado en un punto excepcional, como por ejemplo, un acantilado, una pequeña bahía, un monte.
Los nurágicos sabían de la importancia estratégica de la ubicación, conocían la buena influencia de los puntos energéticos de la isla y fueron unos maestros de la construcción a escala humana.

No hagas como Indiana Jones, si estás pensando en un nuevo destino ¡imagina Cerdeña!
A veces no hace falta irse muy lejos para toparse con civilizaciones misteriosas y perdidas como los Nuraghe de Cerdeña.
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