Hay lugares que tienen una capacidad especial para enamorar y aborrecer al mismo tiempo, para emocionarte o conseguir el más profundo de tus rechazos, para sacar lo mejor de uno mismo o convertirte en el peor de los demonios. Solo al visitar Marrakech puedes entender esta dicotomía.
Esta inquietante bipolaridad, esta dualidad que atrapa al viajero, al turista, al visitante cautivo que aterriza en la ciudad fascinado por las imágenes y leyendas que de ella se cuentan.
Desde el aire, la ciudad obliga a mirarla. Una amalgama de edificios rosados y anaranjados salpicados por miles de lunares blancos situados en sus terrazas.
Marruecos se abre al mundo vía satélite, eso se aprecia desde el avión. Observo durante unos minutos Marrakech, posiblemente, la más fascinante de las ciudades marroquíes.
De urbanismo interesante y caótico, sobre todo para mentes lineales y ordenadas como las nuestras.
El perfil del Atlas forma parte de su imagen y aumenta su belleza. Los poetas la llamaron «La Perla del sur», también conocida como «La ciudad roja o de los jardines».
Su nombre original bereber es Tamurt n Akkuc, «Tierra de Dios».

Visitar Marrakech, la ciudad imperial
Marrakech es ciudad majzen, es decir, Ciudad Imperial, honor que comparte con Fez, Rabat y Meknes.
Este hecho diferencial se nota en su rico patrimonio y variedad cultural. Pero sobre todo goza del privilegio de dar nombre al país.
La ciudad es una de las joyas de Marruecos, siendo la ciudad más visitada y de mayor fama del país.
Posiblemente, si eres un viajero que conoce Andalucía, te pasará lo mismo que a mi si al llegar a la Medina te da la sensación de estar en un «lugar común», ya visitado y observado.
El esbelto minarete de la mezquita Koutoubia juega contigo al despiste, sobre todo si a la vez pasa por tu lado un coche de caballos y crees que alguien te ha transportado de golpe hasta Sevilla.
Pero no, no es así, ¡estás en Marrakech!
La ciudad es el punto y final a mi ruta de siete días por el Gran Sur de Marruecos. Mientras, Carmelo ha vivido su propia experiencia viajera por esta parte del país.
Ya juntos, en Marrakech, viviremos una fascinante experiencia sensorial en una ciudad que te atrapa por sus colores, sabores y olores.
En Marrrakeck también nos sentiremos «bancos andantes», incautos turistas a los que timar e intimidar, e incluso «amegos» (amigos) de quien se cruza por el camino con la intención de llevarnos a su tienda para comprar algo o comer en su puesto.
En Marrakech se conjugan multitud de experiencias y sensaciones. Tal como indicaba al principio, se vive en la constante dualidad.
Entre sentirte bien, fascinada, locamente enamorada de una ciudad vibrante, cambiante, repleta de contrastes junto con la sensación de querer salir corriendo hacia el silencio del desierto, hacia la amabilidad de las tribus bereberes, hacia un Marruecos menos «interesado» y menos saturado, turísticamente hablando.
Sea como sea, visitar Marrakech, no deja indiferente a nadie.

Visitar Marrakech desde otro punto de vista
Por ello, en nuestros dos días en la ciudad, intentamos pasar desapercibidos, nos acercarnos a la gente local y salimos de los recorridos turísticos machaconamente recomendados.
Nos perdimos por la Medina, dejamos la seguridad de las calles principales y comimos en los puestos más frecuentados por las familias marroquíes.
Escuchamos a un médico bereber en una herboristería que no sale en las guías.
Picamos como novatos en una truculenta maniobra de hospitalidad que tenía como objetivo la visita final a una tienda de todo tipo de productos o más bien de souvenir destinados a turistas incautos.

Pero también, disfrutamos de la más interesante de las conversaciones junto a dos jóvenes «atrapa-clientes» de los puestos de comida de la Plaza de Jemaa el Fna.
E incluso nos dejamos seducir por el exotismo y lujo de un restaurante donde vivimos una de las experiencias gastronómicas más interesantes de nuestro viaje.
Los platos más representativos de la gastronomía marroquí pasaron por nuestra mesa en uno de los menús-degustación más exquisitos que hemos probado nunca fuera de casa.

– La gastronomía de Marruecos
¿Sabías que la gastronomía marroquí forma parte del Patrimonio Inmaterial de la UNESCO?
Desde noviembre de 2010, una serie de países consiguieron que la denominada Dieta Mediterránea fuera reconocida como Patrimonio a salvaguardar, entre esos países se encuentra Marruecos.
Es imposible visitar Marrakech y no saborear platos de todo tipo que condensan la exquisita tradición culinaria marroquí.
Una cocina local poco conocida, más allá de cuatro o cinco platos. No hay mucha diversidad, pero conquista enseguida a cualquier paladar.

Más allá del couscous o de la tajinge, dos de los buques insignias de la gastronomía marroquí, al visitar Marrakech puedes encontrar un sinfín de platos tradicionales, populares e incluso refinados, realizados con productos cercanos, locales, de kilómetro cero.
Una parte importante de esta gastronomía son los zumos de fruta recién hechos. Se pueden tomar en los puestos de la Plaza Jemaa el Fna.
Sin olvidarnos de la exquisita repostería, donde las frutas naturales y los dulces de miel y almendras son auténticos reyes.

En Marrakech puedes encontrar donde comer ¡al gusto de todos los bolsillos!
Desde los baratos e interesantes puestos ambulantes, pasando por pizzerías, hasta llegar a restaurantes de toda condición económica.
Pinchos morunos, tajines, harira, couscous, aceitunas y encurtidos, briouates, sopas de vegetales, verduras y frutas, zumos naturales, pasteles, kefta y así, un largo número de platos que hemos degustado.
Al final, más allá de los tópicos, de los prejuicios y del constante bombardeo al que se somete al «turista», visitar Marrakech se convierte en una fascinante experiencia sensorial.
Un final perfecto al Viaje que realizamos por el Gran Sur de Marruecos durante diez días.
Hola Eva! Decirte que me ha encantado tu post sobre Marrakech, se nota que disfrutaste mucho tu viaje..
Me gustaria saber cual es el nombre del restaurante donde comisteis el menu-degustacion de platos tipicos marroquies que dices que es uno de los mejores que has probado.
Muchas gracias por la informacion.
un saludo!
Hola Jorge, muchas gracias por pasarte por nuestro blog y por tus palabras. El nombre del restaurante es Le Tanjia y nos encantó tanto por su decoración, atención y menú degustación de platos marroquíes.
Un saludo, cualquier cosa, ya sabes donde encontrarnos
Eva