Viajar a Irán XIII. Couchsurfing, petróleo y clases de inglés en Ahvaz

Tras la poética estancia en Shiraz continuamos el periplo iraní. La ruta nos lleva en esta ocasión hacia el Kurdistán por lo que entre Sanandaj y Shiraz haremos un parada de un día en Ahvaz.

En esta ciudad nos espera la familia de Mohsen, un apasionado del couchsurfing, profesor universitario y emprendedor.

El viaje hasta Ahvaz lo realizamos de noche, en autobús de línea regular. Salimos desde la estación de autobuses de Shiraz.

Un viaje de alrededor de ocho horas en el que estaba incluida la cena, bebidas, auriculares y asientos sacados de una serie futurista en los que podíamos ver la tele o elegir un canal de películas.

¡Ya le gustaría a más de una empresa de autobuses españolas tener este tipo de autocares!

La estación de Shiraz es perfecta para una película de Almodovar.

Personajes de todo tipo, escenas únicas, caos perfectamente ordenado, taxistas que van a la caza de clientes y muchas tiendas de camping en la que descansan familias a la espera de la salida de su autobús.

Las estaciones de autobuses de Irán, así como el transporte por carretera son en sí mismos, una experiencia que merecen un artículo, son un submundo del país que hay que relatar.

A la hora indicada llegamos hasta la estación, nos acercamos a la taquilla del operador que nos lleva hasta Ahvaz.

Recogemos los billetes que Shivaz, nuestro anfitrión en Shiraz, nos ha comprado por internet (ellos pueden hacerlo, de momento los viajeros y turistas que recorren Irán, no).

Nos acercamos a la terminal señalada. La actividad a esas horas de la noche nos sorprende.

Autobuses que entran y salen, miles de personas que suben y bajan.

Megafonía que no para de dar información, mientras, nosotros allí de pie esperando nuestro autobús VIP que nos lleve hasta una ciudad de la que desconocemos todo.

Como no puedes ser de otra manera en Irán, este trayecto se convierte en una nueva aventura de hospitalidad, cercanía y curiosidad mutua.

Todo el pasaje hacia Ahvaz se convierte en nuestro aliado, nos miman, nos cuidan, nos explican que no nos preocupemos, que cuando llegue nuestro autobús nos avisan.

Una pareja nos pregunta de dónde somos, al decir Barcelona se emociona de una manera que no lo logramos comprender hasta que nos explica que es hincha del Barça.

Para que le creamos nos enseña su llavero – escudo del equipo catalán. Al final del recorrido y ya en Ahvaz nos regala su preciado objeto, le decimos que no es necesario, que lo conserve.

Enseguida recordamos que en este país hay que decir si a este tipo de ofrecimientos. 

Una vez en el autocar hablamos con un profesor que viaja a Ahvaz de regreso con su familia, justo a la altura de mi asiento.

En el otro lado del pasillo se acomoda uno de los hombres más bellos que hemos visto en nuestra vida.

«En Europa podría sería modelo, actor…», comentamos Carmelo y yo. Tiene unos ojos en los que te pierdes mientras nos habla de su ciudad, de los alrededores de Ahvaz y de lo que no nos podemos perder en su provincia. 

Caemos hipnotizados ante su azulada mirada.

Antes de que el autobús inicie el viaje, la compañía nos proporciona la cena, arroz con verduras, bebidas, postre, cubiertos, y algunas galletas.

En un giro inesperado mi deliciosa cena cae al suelo y antes de que nos demos cuenta, el resto de pasajeros vienen a ayudarnos.

No puedo explicar la sensación que produce que gente que no te conoce de nada se vuelquen de tal manera contigo. 

Después de una noche de conversaciones, intercambio de opiniones, controles policiales, reductores de velocidad que se clavan en tus riñones y te despiertan cada dos por tres, llegamos a Ahvaz.

Considerada la ciudad más contaminada de Irán, famosa por sus explotaciones petrolíferas, cruce de caminos entre Irán, Iraq y Kuwait.

La ciudad más «arabeizada» que visitamos a lo largo del viaje.

Mercados al aire libre en las calles de Ahvaz

Mercados al aire libre en las calles de Ahvaz

Llegamos a Ahvaz

Son las siete de la mañana cuando llegamos a Ahvaz, voy tan dormida que no tengo recuerdos de la estación, solo sé que el trayecto hasta la casa de Mohsen me pareció un nuevo viaje.

El taxi nos deja en una barriada apartada de la ciudad, una colección de casas bajas, adosadas e incluso algunas «barracas» forman un pequeño conjunto de callejuelas.

Miramos al taxista, no habla inglés, él asiente con la cabeza confirmando que la dirección indicada es esa. Bajamos del taxi, el conductor nos ayuda con el equipaje y espera a que salga alguien tras la puerta de la casa.

Al cabo de unos minutos, un adormilado hombre, con pijama, barba de varios días, sin peinar y con cara de pocos amigos, nos abre la puerta y nos da la bienvenida.

Agarro de la mano a Carmelo y él me mira de reojo confirmando que también está sorprendido.

El taxista sonríe, le pagamos y tras hablar con el hombre, desaparece raudo y veloz, como todos los taxistas de Irán.

Mohsen nos da la bienvenida. Es temprano y ya tenemos casi 30º en el exterior por lo que entrar en su refrescante casa es como hacerlo en el paraíso.

Nos acomoda en una habitación repleta de muebles y cachivaches y nos indica que descansemos, que durmamos.

Toda la casa está a oscuras y el aire acondicionado funciona a toda máquina. 

Como estamos muy cansados, nos acurrucamos sobre la alfombra y dormimos durante un buen rato.

Unos risas de peques, el olor a café y el sonido del timbre nos despierta. Salimos de la habitación.

Para nuestra sorpresa, la casa a la que llegamos unas horas antes se ha convertido en un acogedor hogar donde Moshen, Celeste y sus dos hijos nos reciben como si fuéramos parte de la familia.

Enseguida congeniamos con ellos. Nos preparan un suculento desayuno, compartimos escenas cotidianas con ellos.

Moshen se despide para ir a trabajar a la Universidad, es profesor de inglés de la facultad de turismo y tiene clases hasta la hora de comer. 

Una estancia muy familiar en Ahvaz

Una estancia muy familiar en casa de nuestros anfitriones

Celeste y los peques pasan a ser nuestros acompañantes a lo largo de la mañana que transcurre tranquila y fresca.

La hermana de Moshen, que vive justo en la casa de al lado vienen a saludarnos. Ambas hablan un perfecto inglés, ya que además de la Universidad, Moshen ha fundado una escuela de idiomas en la ciudad.

Ambas mujeres aceptan con naturalidad la presencia de Carmelo, incluso Celeste nos sorprende cuando, delante de Carmelo, amamanta al pequeño de sus hijos.

Su cuñada también tiene un bebe que tumba en sus piernas que se convierten en un taca taca improvisado.

Nada de pañuelos, nada de brazos cubiertos. Moshen y su familia son musulmanes laicos, la religión no rige su vida, ni sus comportamientos. El respeto es su lema.

Celeste nos cuenta que por su casa han pasado muchos huéspedes de couchsurfing, que son unos de los anfitriones mejor valorados de la zona.

De nuevo confirmamos que esta plataforma se ha convertido en una válvula de escapa de los iranís.

En cualquier pueblo, aldea o ciudad encuentras un anfitrión dispuesto a acogerte y ofrecerte su hospitalidad.

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De paseo con la bella familia de Celeste

Celeste es ama de casa, cuida de los peques y ayuda por las tardes a Mohsen en la academia de idiomas.

Me ha encantado su personalidad, de imagen dulce, pero de fuertes convicciones feministas que la llevan a revelarse «lo que puede» contra las imposiciones del gobierno y la encorsetadas normas sociales de su círculo de amistades.

Moshen regresa a la hora de la comida que se convierte en una agradable charla donde explican su día a día, la situación del país y nos hablan de su ciudad que nos muestran en la pantalla de sus móviles.

Un buen número de fotos junto a los huéspedes que han pasado por su casa en diferentes puntos de la ciudad, sobre todo parques y jardines junto al río Karoun, punto de encuentro y de ocio.

La ciudad tiene algunos lugares interesantes, pero nosotros solo estaremos ese día por lo que no podremos hacer muchas visitas.

Además, se suma el hecho de las altas y asfixiantes temperaturas exteriores, en la calle llegamos a los 52º y por la noche no bajaremos de los 35º. ¿Quién se atreve a salir de casa con semejante calor?

En la Universidad de Ahvaz

No obstante, Mohsen nos pide que le acompañemos a la Universidad.

Hoy en su clase, los alumnos de turismo hacen una presentación de diferentes países y quiere que conozcamos como es su facultad, cómo se enseña en Irán, en definitiva, mostrar lo cotidiano.

Suponemos que como el resto de personas que hemos conocido en el país, su afán es que los extranjeros que llegan a Irán cuenten que no son tan «fieros como los pintan».

Asisitimos a una clase en la Universidad de Ahvaz

Asistimos a una clase en la Universidad de Ahvaz

En Ahvaz tengo la mayor sensación de asfixia de todo el viaje. Con la ropa que llevo, con el pañuelo y la camisola siento un terrible calor, siento que mi cuerpo no respira.

No puedo evitar mirar a las mujeres, de negro en su mayoría y tan tapadas. La realidad de sus cuerpos es otra.

Celeste me enseña el interior de su traje, repleto de sudor que la asfixia como mujer y como persona.

Aún así sonríe, da gracias a la vida por su familia, por su academia, por los amigos que tiene en todo el mundo via couchsurfing.

Las aulas de la facultad parecen sacadas de nuestra infancia, nada de mesas y sillas ergonómicas, ni pantallas táctiles, ni wifi, ni aire acondicionado.

Unos ventiladores mueven el aire de la sala en el momento en que el sol deshace hasta mis pensamientos, llega un momento en el que cuesta respirar. ¡Necesito agua!

Tras la presentación de los alumnos, Mohsen pide a Carmelo que explique de dónde venimos, que sitúe a España en el mapa, que hable de qué lugares no hay que perderse en nuestro país, que cuente por encima las tradiciones, culturas…

No puedo evitar sonreír, ¡qué momentazos nos está regalando este viaje! 

Abandonamos la facultad. Tomamos el coche familiar (un Saipa, ¡como no!) y vamos hasta la Escuela de Idiomas propiedad de la pareja. Mohsen tiene clase con los más peques.

Celeste, los niños y nosotros nos refrescamos en la intimidad de una de las aulas.

Tampoco tienen aire acondicionado, pero los ventiladores consiguen refrescar nuestros húmedos cuerpos.

¡Adiós pañuelos, adiós camisolas, adiós normas de vestir!

Celeste propone ir a tomar un helado y dar un paseo por la zona ya que estamos en el centro de la ciudad.

Quiere comprar una tarta. Por la noche estamos invitados a un cumpleaños de sus amigos.

Una vez más, viviremos una fiesta underground en Irán. A pesar de la temperatura, aceptamos encantados.

La ciudad más contaminada de Irán

¡Si el infierno existe, en ese momento se encontraba en Ahvaz!

La ciudad es irrespirable, la contaminación que producen las cercanas refinerías petrolíferas la han convertido en una de las ciudades más contaminadas del mundo y la menos saludable de Irán.

Más de un millón de personas viven en la caótica ciudad que hace que nos olvidemos de golpe de la Persia que encontramos en Isfahán, Persépolis o Kashan.

Los aires acondicionados de tiendas, empresas, viviendas, restaurantes, elevan unos cuantos grados más el calor exterior.

Cada vez que pasamos junto a uno nos quema la piel de la cara.

Carmelo lleva al benjamín de la familia en sus hombros, mientras Paria no para de moverse de un lado a otro.

Es una niña rebelde, de increíbles ojos negros y de personalidad desbordante para su edad.

Paria y su pícara sonrisa

Paria y su pícara sonrisa

Entramos en las calles del mercado que están repletas de gente, de motos y de tenderetes que venden de todo.

Desde fruta a piedras, aparatos electrónicos, vajillas, telas… este no es un bazar al uso, pero la actividad es frenética.

Nos fijamos en las personas, los rasgos y vestidos árabes predominan entre los locales.

Celeste nos cuenta que la cercanía de Kuwait influye en la población ya que muchas familias son de procedencia kuwatí.

Puestos de fruta en las calles de Ahvaz

Puestos de fruta en las calles de Ahvaz

Una pequeña heladería artesanal sacia nuestra sed. Tomamos agua fresca, helados y cervezas de sabores (sin alcohol). Los peques disfrutan con los ricos bastanís de pistacho y azafrán.

Tras la refrescante experiencia continuamos nuestro paseo por el centro, paramos en cualquier puesto y enseguida somos abordados.

Nuestra presencia en una ciudad nada turística llama la atención. En los puestos observamos contrastes y continuas contradicciones.

Mujeres completamente tapadas con telas de negro impoluto que miran sofisticados vestidos de alegres colores…

Sofisticados vestidos que muestran las formas femeninas

Sofisticados vestidos que muestran las formas femeninas

En los laterales de la avenida, Celeste me conduce hasta la tienda de una joven emprendedora que rebelándose a las imposiciones, ha abierto una tienda de bebidas y comidas para llevar.

Celeste sabe lo que quiero ver, sin decirle nada, parece que nos conocemos de toda la vida.

La joven emprendedora nos explica que su batalla ha sido dura, pero de momento ha conseguido su objetivo, abrir su propia tienda, aunque la puso a nombre de su hermano.

Tienda en Ahvaz

Tienda en Ahvaz

La noche de Ahvaz

Regresamos a la academia. Carmelo se convierte de nuevo en el protagonista de la clase de Mohsen. 

Tras las clases, acompañamos a la familia hasta la casa de sus amigos. Nos espera una fiesta de cumpleaños.

Los anfitriones nos reciben con amabilidad y curiosidad.

Durante un rato somos el centro de atención para después regresar al mundo de lo masculino y lo femenino que está bien delimitado a pesar de que muchos hombres «se consideran de mentalidad liberal».

Los hombres se van a una habitación privada en la que beben, fuman y juegan. Carmelo es invitado a participar de ese mundo.

Yo debe quedarme en el comedor cocina junta a las mujeres y niños. Nada que no vivamos en España, sobre todo cuando las reuniones de este tipo son para ver algún partido de fútbol.

Los platos que salen de la cocina son auténticas joyas gastronómicas.

Comemos de nuevo en el suelo. Un mantel de plástico se pone sobre la mesa que se cubre con bebidas, arroces, platos de berenjena, kebab, ensaldas, quesos, pan y frutas.

Tras la cena, todo se recoge rápidamente. Tocan las tartas y cantar «feliz cumpleaños».

Típica mesa iraní

Típica mesa iraní

Sin tiempo para reaccionar nos vemos envueltos en una fiesta donde el baile es el protagonista.

Danzamos junto a nuestros anfitriones, danzamos al ritmo de canciones persas, inglesas, house, tecno, y como no, al ritmo de Julio Iglesias y demás cantantes españoles que tan de moda están en Irán (ya es una constante del viaje).

Fiesta de cumpleaños

Fiesta de cumpleaños

Hacia la una de la madrugada le recordamos a Celeste y Mohsen que debemos regresar a casa para descansar, al día siguiente nuestro autobús, con destino a Kermanshah, sale a las ocho.

Nadie quiere que nos marchemos, nos piden que nos quedemos unos días más, pero… no podemos, a pesar de la tristeza que nos supone abandonar tan pronto a esta familia.

Antes de llegar a casa, Mohsen y Celeste nos acercan con el coche a la principal atracción de la ciudad por la noche, la famosa calle Kianpars.

La avenida se convierte cada noche en una especie de verbena en la que se instalan cientos de puestos de comida.

Jóvenes, noctámbulos, algún viajero despistado, familias y grupos de amigos vienen hasta aquí para degustar platos de todo tipo, el ambiente nos recordó a la famosa Plaza Jemaa el Fna de Marrakech.

El ruido, la velocidad, el caos, el humo de las puestos, el ambiente, nada en ese momento nos hizo recordar que estuviéramos en Irán.

El libre albedrío y la falta de policía nos sorprendía una vez más

De regreso a casa solo nos quedó despedirnos de esta maravillosa familia que abre sus puertas a todos los viajeros que quieran vistarlos en Ahvaz.

¡Os aseguramos que la experiencia es única e irrepetible!

8 Comentarios

  1. Alejandro

    ¡Qué experiencia más bonita! Cuántas realidades tan distintas aún quedan por conocer… gracias por pintar una estadía inolvidable para tu que la viviste y para uno que la lee.

    Responder
    • Eva Puente

      De nada Alejandro! Esa es nuestra pasión, viajar y compartir historias, si al final conseguimos que alguien se imagine lo que describimos en nuestros post y quiera «emularnos» nos damos por satisfechos.

      Irán es un país único, un país al que soñaba con viajar. Ahora, solo sueño con regresar…
      Un abrazo
      EVa

      Responder
  2. Viajar y Otras Pasiones

    Ayyy chicos! Me habéis dado donde me duele 🙂 Qué ganas tengo de ir a Irán!!! Y cada post que leo, más ganas me dan!!

    lo del couchsufing ya me lo había comentado más gente, que allí es una experiencia maravillosa. Nosotros aún no lo hemos hecho nunca, pero nos lanzaremos cuando vayamos, no nos queremos perder esa experiencia.
    Lo de los buses allí tiene que ser genial, no? Pero son seguros (me refiero sobre todo a que no te roben la maleta)?

    Seguiremos leyendo este diario, nos interesa un montón! Un besote

    Responder
    • Eva Puente

      jajajaj, está claro que Irán es uno de los paises con mayor atractivo viajero. Para nostros, hasta el momento, ha sido EL VIAJE. La expericencia de CS allí es maravillosa ya que hay una revolución silenciosa en el país que lucha por la apertura y que se vive vía esta plataforma de alojamiento entre particulares. Las mejores experiencias se viven así.

      Respecto a la seguridad, pues nosotros nos recorrimso todo el país en autocar y nunca nos pasó nada. En las paradas que se hacen siempre baja el acompañante del conductor para vigilar lo que el pasajero se lleva y en algunas compañías le ponen un número a la maleta y te dan a ti el resguardo, algo parecido a lo que se hace en la guardarropía por lo que si el viajero no da el número, no se le entrega nada.

      Gracias por el comentario y por animaros a seguir leyendo nuesro diario por Irán, ya verás que hay un buen número de post, ya que un mes dió para mucho.
      Un abrazo,
      Eva y CArmelo

      Responder
  3. Paco Piniella

    Hola Eva, te sigo por el blog y por Facebook, realmente Irán es de esos destinos que antes podíamos considerar como prohibidos y ahora parece al alcance de la mano. Viendo tus entradas entran ganas de aventurarse, a mi siempre me ha gustado Marruecos y Turquía y aunque no es lo mismo imagino que tiene que tener mucho de similitud.
    Saludos viajeros
    LoBo BoBo

    Responder
    • Eva Puente

      Gracias por el comentario Paco. Nosotros también hemos viajado a Marruecos y en breve repetimos, Turquía está en el tintero, a ver si por fin podemos cumplir otro de nuestros sueños viajeros e ir para allá.

      como bien dices, ambos paises tienen algún parecido con Irán, pero también sus grandes diferencias, es como si hablamos de España, Noruega y Letonia, están en el mismo continente, somos la misma cultura, pero nad que ver entre unos y otros ;-).

      Irán, hasta ahora, se encuentra en nuestro top ten viajero, esperamos regresar para ver a los amigos que dejamos allá y conocer el resto del país que nos quedó por ver.

      Un abrazo
      Eva

      Responder
  4. Toni

    Buenos días,
    He estado leyendo tu página y me gustaría saber cuál sería tu recomendación para hacer un viaje a Irán de un mes..
    Salgo a finales de este mes , septiembre,y estoy hasta finales de octubre..un mes en.total.
    Que me Recomendarías?

    Muchas gracias
    ..por cierto, no he arreglado absolutamente nada del tema visado puesto que he leído que se puede hacer on arrival cuando llegue al aeropuerto.

    Responder

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Eva Puente

Aprendiza de todo, maestra de nada. Viajera empedernida, disléxica ocasional. Me apasiona descubrir historias y después compartirlas. ¿te animas a acompañarnos en nuestros viajes?

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