Si, lo confieso, cada vez que tengo que coger un transporte que conlleva quedarme herméticamente cerrada, entro en «modo pánico». Sobre todo, enfrentarme a mi miedo al avión.
Posiblemente la peor fobia a combatir cuando planificamos un viaje que requiere de vuelos para llegar al destino soñado.
Se apodera de mí un temor irracional que por más que viajamos, por más que monto en estos transportes, por más que entro en cuevas o subo en ascensores, no consigo calmar.
Parece mal asunto, sobre todo para alguien que vive viajando, pero a lo largo de los años, con pequeñas «tácticas» (para engañar a mi mente) he podido hacer muchas más cosas de las que me imaginaba.

Viajera con miedo al avión y otros
No he encontrado a muchos viajeros que cuenten o confiesen en público sus miedos o temores.
En mi caso, creo que ha llegado el momento de hacerlo.
Con ello pretendo ayudar a las personas con claustrofobia o con miedo al avión y reprimen viajar por la ansiedad provocada.
Los que conocéis nuestro blog, sabéis que siempre nos decantamos por los viajes sostenibles, de menos impacto con el medio ambiente.
Por ello nos desplazamos de manera colaborativa aprovechando varias plataformas inspiradas en este objetivo.
Para mi es un alivio, ya que un viaje en bus, coche o barco, me permite disfrutar del recorrido de manera tranquila, serena y consciente.
El problema viene cuando el destino es lejano e intentar llegar hasta él en coche, bus o barco es más que «una loca aventura» de dos viajeros slow.
Y es, en los viajes de larga distancia o por trabajo, cuando debo enfrentarme a mi miedo al avión, a mi pánico a los espacios cerrados.
– La claustrofobia, compañera de viaje
En esos momentos surge la terrible claustrofobia que me acompaña desde hace mucho y que me ha hecho pasar momentos muy vergonzosos.
Como cuando Carmelo tuvo que acompañarme a Marruecos en el viaje de fin de Máster de Periodismo de Viajes para que pudiera coger el avión.
Aunque la solución a este viaje tuvo como consecuencia uno de las experiencias vitales más maravillosas que ha vivido Carmelo.
Sin embargo, en mi caso, tuve que lidiar con mi ataque de pánico en las claustrofóbicas calles de Fez.
Enfrentarme al temor de quedarme encerrada en una pequeña caseta en medio del desierto ante la posibilidad de una tormenta de arena o vivir la angustia de sentirme encerrada en el mercado cubierto de Rissani.
Lo quieras o no, los miedos siempre aparecen para ser superados.
Lo confieso, a veces el miedo al avión me bloquea tanto que soy incapaz de disfrutar 100% del viaje.
Con el tiempo he consolidado una serie de técnicas que me ayudan a soportar de la mejor manera estos momentos.
Consejos para enfrentar la claustrofobia en tus viajes
Si eres una de esas personas que, como en mi caso, padeces de claustrofobia te vendrán bien estos consejos:
– Indaga sobre los aeropuertos
busca información sobre los aeropuertos de origen y destino, así como sobre las compañías aéreas con las que volarás.
La mayoría de web corporativas informan de sus servicios, indican tamaño del aeropuerto, de las salas de espera, controles, etc.
No hay nada peor para mi que llegar a un aeropuerto y tener que esperar por retrasos o cancelaciones.
Mi nivel de nervios tiene un límite y aunque parezca mentira, una vez pasados los controles y la zona de duty free mi cuerpo entra en estado de shock, la mente no deja de decirme que «no hay salida» y me siento atrapada.
¡Es de locos! pero así vivo cada viaje en avión. Por ello, un retraso eterniza mi «espera» en un espacio que no me permite respirar, en el que me siento «atrapada».
Una cancelación me obliga a revivir el tedioso momento de la espera.

– Reservar los asientos más cercanos a la puerta
Sí, el precio se encarece un poco más, pero para mi es un pago por la tranquilidad.
Siempre accedemos los últimos y salimos los primeros por lo que el tiempo de espera dentro del avión se hace menor.
Sentarme junto a la ventana me da la posibilidad de ver el mundo bajo mis pies, admirar paisajes.
Ser consciente de que solo cuando vuelo puedo disfrutar de la tierra desde otro punto de vista, así mitigo mi miedo al avión.

– No te avergüences de tu miedo. ¡Compártelo!
He vivido experiencias muy bonitas al tener el valor de comunicar a los auxiliares de vuelo mi «problema» de claustrofobia.
Incluso alguna vez los pilotos me han invitado a pasar a la cabina para calmar mis nervios.
Esto también lo hago cuando visitamos una cueva o al reservar una habitación de hotel para que me den un piso en plantas bajas y así no tener que utilizar el ascensor.
Yo misma me facilito el viaje e intento minimizar el impacto de la claustrofobia.
Nunca he permitido que «los temores de mi mente» me impidan hacer aquello que me apasiona.
– Práctica meditación, acunputura o encuentra una distracción para tu mente
Gracias a estos métodos, puedo viajar en avión o tren, meterme en el metro o visitar cuevas.
Con la acupuntura tuve un bonito romance un mes antes de viajar a Irán, ya que me esperaban ¡dos aviones con escala en Estambul sin poder salir de la zona de tránsito!
Gracias a Carmelo, a una simpática chica madrileña y a la zona VIP del aeropuerto de Estambul, sobreviví a mi casi ataque de ansiedad al permanecer unas seis horas sin salir a la calle.
La acupuntura y las herramientas disuasorias facilitadas por el terapeuta me sirvieron para llegar a Teherán sin destrozar mi sistema nervioso.
Escuchar música relajante, coger mi dedo corazón para ser consciente de que podía respirar, llorar si es necesario para sacar los nervios e incluso abrazarme a la mascota que viaja siempre con nosotros, Pipo.

Si viajas con una persona tranquila a tu lado, que asume tu fobia, no interviene para nada, simplemente te apoya y te da confianza, también sirve de mucho.
Algún día, me atreveré a volar sola (ya os lo contaré). Mis amigos, familia y conocidos ya han asumido «mi pequeño secreto» y lo viven con mucha naturalidad.

Como ves, hay un buen número de tácticas que puedes hacer tuyas para conseguir que un miedo no paralice ni tu viaje, ni tu vida.
Seguro que tú también acabarás encontrando la manera de convivir con él, de llevarlo de viaje y pasear lo por medio mundo.
Lo más curioso de todo es que ¡no tengo miedo a volar! una vez que ha despegado el avión, mi mente y cuerpo entran en un estado de somnolencia y relax que a veces me asusta.
Creo que la adrenalina baja en cuanto el avión despega, pero… vuelve a aparecer en el momento del aterrizaje.
Solo cuando recojo mis maletas y salgo al hall principal del aeropuerto, soy de nuevo Eva.

Y tú, ¿has tenido que enfrentarte alguna vez a un miedo de este tipo? ¿Cómo los combates?
Seguro que conoces alguna técnica más para superar esos «temores mentales» que aparecen cada vez que viajas. ¿Te atreves a compartirlos?
Me gusta ver y leer que no soy la única que lo pasa fatal en un avión. Para mí el despegue y aterrizaje, son momentos de absoluta tensión tanto que alguna vez, hasta la azafata se ha sentado a mí lado, como si fuera una niña pequeña. Y todo me viene por un vuelo fatídico, con golpes en la cabeza, turbulencias y averías,… Desde aquella, viajar en avión es un suplicio!! Pero me pueden las ganas de conocer sitios. Un abrazo
Un abrazo amiga! Me alegra que el resto de viajeros compartan también «sus miedos», pero sobre todo que compartan que a pesar de ellos, no se quedan en casa por no afrontarlos.
A ver si coincidimos en algún vuelo y vivimos el momento juntas 😉
Un abrazo
Eva
Madre mía! No sabía que tenías este problemilla. Desde luego, quienes no lo sufrimos se nos hace difícil de entender.
Lo que no sabía en que la acupuntura no puede curar o mitigar.
Hola Jordi, ya ves, siempre «se sale del armario» por algún motivo 😉 es cierto que para quienes no padecen o sufren este tipo de fobias resulta difícil de comprender, pero quienes si que lo sufrimos, pues es un calvario.
jajajaj, es normal que un médico como tú se replanteé que la acupuntura puede curar o solucionar algo, pero ya ves, conmigo resultó que sí!!!
Un abrazo compañero
Eva
Cada uno con nuestras cosas. Antes no me pasaba pero ahora con niños me da más cosa, pero no paso miedo. Siempre cuando leo estas cosas pienso en Mr B de The A Team, te acuerdas? Seguramente!!! Pero como dices tu, no hay que dejar de viajar!!!
Jajajaja Mechteld, claro que me acuerdo de Mr B, siempre que lo veía, decía, «esa será ,mi solución» 😉 aunque nunca he hecho algo semejante ya que siempre subo totalmente despierta al avión 😉
Un abrazo compañera,
Eva
Hola Eva, como Argentina, los Blog de viajes de españoles nos ayudan muchísimo para definir recorridos y lugares para visitar. En este caso, buscando información sobre Bélgica (próximo viaje Holanda, Bélgica, Irlanda) encontré tu lugar y descubrimos Los pueblos más bellos de Bélgica. Nos encantó y ya lo programamos. No hablemos de viajar en avión, disfrutaría mucho mas si no tuviera que estar algo así como 13 hs arriba de ese medio de transporte. Tanto, que hasta ahora, solo tomamos vuelos directos, ni loca subo y bajo dos veces para llegar. Siempre me acompaña una pastillita pequeña, que me permite cruzar el Atlántico dormida. Muy buena tu página.Gracias!
Hola Claudia, muchas gracias por tus palabras, por pasarte por nuestra ventana al mundo y por compartir tus sensaciones cuando viajas en avión 😉
Nos alegra saber que desde Argentina sois muchos los que leéis blogs de viaje españoles y sobre todo que os sirvan de inspiración y planifiación a la hora de armar vuestro propio viaje. Ya verás que la ruta de los pueblos más bellos de Valonia os encantará, y si podéis hacer la ruta que existe sobre la memoria de la II Guerra Mundial, ¡es fascinante! como has comentado que nuestro blog te ha ayudado para descubrir qué ver y hacer en Bélgica, pues no te reitro los lugares a visitar-
Comentarios como el tuyo nos animan a seguir trabajando y compartiendo nuestras experiencias viajeras. Un abrao y buen viaje por Europa! Cualquier cosa, por aquí andamos!
Eva y Carmelo
Eva, por casualidad llegué aqui, pero mi miedo es tan terrible que esyoy limitando mi vida compleamente, y son tantos años que ya no se si seré capaz ya que tengo claustrofobia pero tambie agorafobia. 🙁
Me gustaría tanto viajar que me paseo por los viajes de los demás mirando fotos y leyendo aventuras
Me siento algo perdida.
Hola M! Gracias por la valentía de escribir este comentario. Como has podido leer, mi fobia me ha impedido hacer muchos viajes y algunas otras cosas, pero llegó un día en la que no intenté superarla, sino, hacerme amiga de ella, llevarla a mi lado y decirle: Hola, no intentaré deshacerme de ti, viajaremos juntas!
Como bien dices, y no sé si lo sabes, una fobia provoca también que se tenga su contraria, por eso lo de padezcas también agorafobia, «algún día contaré lo que me supuso enfrentarme al desierto del Sahara».
no tengo la solución infalible, pero lo que te cuento es lo que me ha servido para vivir con mi fobia sin que ella me limite mi vida y te puedo asegurar que mi claustrofobia es muy «poderosa».
Es normal que te sientas perdida y desanimada, pero de verdad, a veces los pequeños pasos ayudan bastante. No sé donde vives, pero mira, podrías hacer un esfuerzo por venir a visitarnos a Barcelona, ¿te parece?
Un abrazo, e intenta pensar que somos muchas, pero muchas, muchas, las personas que por lo que sea, limitamos nuestra vida por una fobia y que estamos haciendo loposible por no dejar que así ocurra.
Eva
El año pasado tuve que cancelar un vuelo a Sevilla un mes antes por el miedo que tenía (soy de barcelona). Mañana día 01-06-19, cojo un vuelo corto para probar mi fobia al avión. Me voy con mi pareja a Mallorca pero, a pocas horas del vuelo, tengo ardores, ganas de vomitar, mareos etc. Pienso que no voy a ser capaz.. pero quiero serlo. Mañana quiero ser valiente…
Bravo Claudia!!!! a pesar de lo que nos supone todo nuestro temor, al final, no tenemos que dejar que nos frene nuestra vida 😉
Si necesitas hablar o contar algo, me lo dices!!! Yo en breve tendré que coger un avión y ahora ya le digo al miedo, !ala, toca viajar conmigo! y me lo llevo del brazo a pesar de la ansiedad, del mareo y de todo lo que me provoca.
Muchas gracias por la valentía y por atrever a contarlo en público, no imaginas lo bien que me hace saber que no soy la única con fobias 😉
Un super abrazo cargado de energía,
Eva